martes, 8 de abril de 2025

UNIVERSIDAD PUBLICA SI, PRIVADA….


En esta facultad no se admiten ideas sin carnet de partido



Universidad pública y el retroceso silencioso de las humanidades

La universidad pública

La universidad pública española, especialmente en el ámbito de las humanidades, atraviesa hoy una crisis silenciosa pero profunda. Lo que en otro tiempo fue un bastión del pensamiento libre y crítico, parece haberse convertido en un campo de trincheras ideológicas, escraches y dogmatismos partidistas. La politización ha sustituido al debate, y el miedo —en ocasiones— a expresar ideas contrarias ha desplazado a la razón.
El artículo de Toño Benavides, que resumo a continuación, lanza una crítica sin ambages a este fenómeno.

Resumen del artículo “Fuera la policía de la universidad” – Toño Benavides
Benavides contrapone la excelencia de los estudios técnicos y científicos —medicina, ingeniería, farmacia— con el deterioro que, según él, sufre el ámbito de las humanidades. Denuncia que las facultades de Derecho, Filosofía, Historia o Ciencias Políticas han caído en manos del sectarismo ideológico y del conformismo académico.
Critica con dureza a ciertos catedráticos que adaptan sus discursos según sople el viento del poder, y señala el auge de “mafias” de extrema izquierda que imponen el miedo mediante escraches, coartando la libertad intelectual. Frente a épocas en que figuras como Menéndez Pidal o Dámaso Alonso marcaban el rumbo del pensamiento, hoy —según el autor— reina el empobrecimiento académico.
Benavides también cuestiona el desprecio oficial hacia la universidad privada, el uso partidista de la educación por parte del Gobierno y la paradoja de que algunos de los que denuncian el franquismo recurren ahora a formas de censura e imposición muy similares. Concluye que ciertos políticos actuales han asumido el papel represor que tanto criticaban en el pasado.

miércoles, 2 de abril de 2025

HISTORIAS Y RECUERDOS

Escritorio de trabajo

Escribir es ordenar lo vivido

Esta página reúne y comparte parte de mi obra escrita. Después de más de cuarenta años como funcionario público y una última etapa profesional en Perú, la jubilación abrió una nueva etapa: escribir. Lo que comenzó como un ejercicio personal de memoria se convirtió en dos colecciones de libros que combinan historia, experiencia, reflexión y ficción basada en hechos reales.

Aquí se encuentra la descripción de ambas series y enlaces directos para Amazon, para quienes quieran tenerlas. Para mí, escribir es una forma de seguir conectado con la vida. Espero que, al leer estas páginas, encuentres un eco, una idea o simplemente un momento de compañía.


1. Sombras en el Levante


Cada novela está basada en hechos reales. Son relatos directos, sin artificios, que hablan de lealtad, corrupción y un crimen que nunca desaparece, solo cambia de rostro.

Durante más de quince años, el Grupo de Estupefacientes de Valencia libró una guerra constante contra el narcotráfico. Enfrentaron clanes locales, desmantelaron redes internacionales y trabajaron en un terreno donde la línea entre la ley y el delito a menudo se desdibujaba.

Todo comenzó en los años 70, con el inspector Julián Duarte al frente, cuando Valencia formaba parte de la ruta de la heroína vinculada a la French Connection. Décadas después, el legado quedó en manos del inspector José Maturana, conocido como “Perdigón”, que lideró el grupo en una ciudad dominada por el tráfico de hachís, cocaína y traiciones internas.


Títulos publicados:

  • Valencia en la Red

  • El Paso de los Camellos

  • La Llegada del Perico

  • Los Camiones de Chocolate (próxima publicación)


Entre historias y recuerdos


Esta colección nace de la necesidad de compartir vivencias, memoria y reflexión. No pretende ser literatura ni ensayo académico. Es la voz de quien, tras cerrar una etapa, decide narrar lo vivido con honestidad.

Cada libro es un fragmento de vida. Un lugar, un momento, una emoción. Un intento de poner en palabras lo sentido y devolverlo, por si puede servir a alguien más.

Títulos publicados:

Puedes acceder a la colección completa en Amazon a través de este enlace:
Colección completa en Kindle Amazon

Escribir, para mí, no es solo narrar. Es dar forma a lo vivido, ordenar lo sentido y devolverlo con la esperanza de que alguien, en algún lugar, se sienta acompañado. Como dijo Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla"

viernes, 21 de marzo de 2025

SIMON BOLIVAR. EL GRAN HEROE


Simón Bolívar ocupa un lugar central en la historia de América Latina. Su imagen como “Libertador” adorna estatuas, billetes y discursos oficiales. Pero detrás de esa figura reverenciada hay un personaje mucho más complejo y contradictorio, con acciones que distan de los ideales que decía defender.

Bolívar nació en 1783 en una familia criolla acomodada. Huérfano de niño y viudo a temprana edad, su vida personal estuvo marcada por la tragedia, pero también por el privilegio. Educado en los ideales ilustrados, admiró a Napoleón y compartió con él una visión autoritaria del poder. Su carrera política refleja esa tensión constante entre los principios republicanos y su inclinación hacia el control absoluto. 

En 1813, Bolívar promulgó el Decreto de Guerra a Muerte, que autorizaba la ejecución sumaria de cualquier español que no apoyara la independencia, sin distinguir entre civiles y militares. Episodios como la masacre de Pasto, conocida como la Navidad Negra, donde fueron asesinados hombres, mujeres y niños, exponen el uso sistemático del terror como herramienta política. Estos hechos contrastan con la imagen de un líder dedicado a la libertad y los derechos humanos.

Su proyecto político revela un desprecio hacia la participación popular. Bolívar desconfiaba de las masas y promovía una visión elitista del poder. La Constitución de Bolivia, redactada en 1826 bajo su dirección, establecía una presidencia vitalicia y hereditaria. Actualmente lideres como Maduro, Putin siguen este ideal. 

Esta propuesta, que aspiraba a concentrar el poder en una figura central, fue vista como una traición a los principios republicanos y como un intento de instaurar un régimen autoritario.La eliminación de rivales fue otro rasgo característico de su liderazgo. Bolívar entregó a Francisco de Miranda a las autoridades españolas y ordenó el fusilamiento de Manuel Piar, un general popular entre las tropas por su postura más inclusiva hacia las clases bajas y los afrodescendientes. Estas acciones muestran a un Bolívar dispuesto a sacrificar alianzas y vidas para asegurar su poder.

En el tema de la esclavitud, su postura fue ambigua. Aunque en ciertos momentos prometió la liberación de los esclavos, sus iniciativas estuvieron más motivadas por necesidades militares que por un compromiso real con la igualdad. La abolición de la esclavitud no formó parte estructural de su proyecto político.

Bolívar también participó activamente en la construcción de su propio mito. A través de desfiles, proclamas y títulos honoríficos, él y sus aliados consolidaron una imagen pública que ocultaba las contradicciones de su liderazgo. El culto a su personalidad no fue accidental, sino parte de una estrategia política para mantener su autoridad y proyectar una imagen de legitimidad. Algunos lideres actuales mantienen este ideario.

Visto sin mitos, Bolívar no fue solo un libertador. Fue un caudillo con ambiciones personales, que no dudó en recurrir a la violencia, la traición y la concentración del poder. Su legado incluye tanto la independencia de varios países como la creación de estructuras políticas débiles y excluyentes. Entenderlo en toda su dimensión implica abandonar el relato heroico y asumir su historia con un enfoque más crítico y realista.

Fuente externa: El Debate

viernes, 17 de enero de 2025

INFILTRADOS


No hay secretos, solo verdades esperando ser descubiertas



Hoy, leyendo un artículo en catalán en un periódico español, me detuve en una reflexión sobre los infiltrados en movimientos políticos. El autor lamentaba su presencia en entornos de izquierda, como si la disidencia fuera exclusiva de una sola ideología. Más allá del enfoque, lo preocupante era la generalización. En países como Chile, dirían que quienes son infiltrados están “doblemente culeados”: primero por quien los traiciona desde dentro y luego por el sistema que los reprime desde fuera. Crudo, pero exacto. La figura del infiltrado es ambigua: necesaria, sí, pero también inquietante.


Desde hace décadas, los infiltrados son piezas clave en los cuerpos de seguridad. Contra el terrorismo, el crimen organizado o grupos violentos, su labor ha evitado atentados, desmantelado redes y protegido vidas.
Pero su eficacia plantea dilemas. ¿Hasta dónde puede llegar el Estado para garantizar la seguridad pública? ¿Puede una causa justa justificar la vigilancia o manipulación de movimientos sociales?


El trabajo de un infiltrado es, sobre todo, anticiparse. Desde dentro, recogen información antes de que ocurran los hechos. Gracias a ellos, se han evitado ataques terroristas y se han desmantelado redes de narcotráfico y trata de personas. Detectan rutas, jerarquías y conexiones que de otro modo serían invisibles.


Otro desafío actual es la radicalización, tanto de derecha como de izquierda. No es el pensamiento radical el problema, sino el momento en que se convierte en violencia. Ahí es donde los infiltrados son clave: identifican a quienes manipulan a otros y frenan acciones antes de que sean irreversibles. No se trata de criminalizar la disidencia, sino de proteger a quienes terminan usados por líderes extremistas.


No todos los movimientos antisistema son violentos. Muchos canalizan el descontento de sectores excluidos. Pero cuando se cruzan ciertos límites —sabotajes, violencia contra personas o bienes— el Estado debe intervenir. La infiltración permite distinguir entre manifestantes pacíficos y violentos, evitando respuestas indiscriminadas. Con información precisa, se actúa de forma quirúrgica: se protege el derecho a protestar y se neutraliza a quienes buscan el caos.


Un infiltrado bien entrenado reduce la necesidad de grandes operativos y represión. Aporta datos concretos, evita daños colaterales y permite actuar con precisión. Su información también puede prevenir crisis mayores. Sabotajes o campañas de desinformación pueden dañar la confianza ciudadana y los mercados. Detectarlos a tiempo es clave.


Pero no todo es positivo. Sin control, un infiltrado puede ser un instrumento de persecución ideológica. Puede sembrar paranoia, desconfianza o provocar incidentes que no habrían ocurrido.
Por eso su uso debe estar regulado: legalidad, proporcionalidad y respeto a los derechos humanos. Bajo esas reglas, un infiltrado no es un enemigo de la democracia, sino un defensor silencioso. Alguien que, en la clandestinidad, debe actuar con ética.


La figura del infiltrado incomoda. Se mueve en la frontera entre protección y control. Pero en un mundo donde las amenazas cambian y se infiltran en todos los ámbitos —digital, político, ideológico—, su presencia puede marcar la diferencia.

miércoles, 15 de enero de 2025

NEUROLOGIA Y TECNOLOGIA.


"Si el cerebro parece tener todo bajo control, probablemente haya algo crucial que está pasando desapercibido."


Vivimos un momento fascinante —y a la vez inquietante— en la historia de la humanidad. La neurociencia y la tecnología ya no son campos separados; están convergiendo, y de esa unión surgen avances que desafían nuestras nociones más profundas sobre el cerebro, la identidad y el futuro.

Hace poco leí un artículo titulado “Neurotecnologías: Revolución y Dilemas Éticos”. Me dejó pensando. Lo que parecía ciencia ficción hace apenas unos años, hoy se está probando en quirófanos reales. Y el caso más visible de esta transformación tiene nombre propio: Neuralink, el ambicioso proyecto de Elon Musk.

El cerebro como interfaz

Neuralink no es solo una startup. Es un punto de inflexión. Su objetivo inicial es médico: permitir que personas con parálisis, epilepsia o ELA puedan controlar dispositivos electrónicos con el pensamiento. Para lograrlo, planean implantar un microchip del tamaño de una moneda directamente en el cerebro.

Este año, Neuralink tiene previsto realizar cirugías en 11 voluntarios tetrapléjicos. El implante ya ha sido probado en animales con resultados sorprendentes: monos capaces de mover un cursor con la mente. Aunque estos ensayos no estuvieron exentos de fallos técnicos y controversias éticas —varios animales fueron sacrificados—, la empresa afirma haber perfeccionado tanto el chip como el procedimiento quirúrgico.

Pero la visión de Musk va mucho más allá del ámbito terapéutico. Imagina un futuro en el que la mente humana pueda conectarse a internet, comunicarse sin palabras e incluso compartir pensamientos directamente con otros cerebros. En sus propias palabras, quiere evitar que la inteligencia artificial nos sobrepase… fusionando nuestra mente con ella.

Para 2030, Neuralink aspira a realizar más de 22.000 cirugías anuales. Musk visualiza centros especializados —casi como tiendas— donde cualquier persona pueda recibir un implante en cuestión de minutos, de forma rápida, precisa y robotizada. El precio, hoy estimado en unos 10.000 dólares, se reduciría significativamente.

Frente al entusiasmo, surgen preguntas incómodas. ¿Qué pasará con nuestra privacidad si nuestros pensamientos pueden ser leídos o manipulados? ¿Quién controlará esta tecnología? ¿Podrá un Estado o una corporación acceder a la intimidad de nuestra conciencia?

De ahí el surgimiento de conceptos como los neuroderechos, impulsados por científicos como Rafael Yuste, que abogan por proteger la autonomía mental frente a estas tecnologías emergentes. No se trata solo de ética médica, sino de preservar la libertad individual en la era de la mente digitalizada.

No están solos: la carrera neurotecnológica

Neuralink no es la única en esta carrera. Empresas como Kernel, Synchron y Onward también desarrollan interfaces cerebro-computadora. En total, más de 37 compañías han recibido inversiones superiores a los 560 millones de dólares en este campo. Neuralink, por sí sola, ya ha captado 500 millones.

La competencia es feroz, pero también estimulante: impulsa avances, acelera soluciones médicas y pone en el centro del debate temas fundamentales sobre qué significa ser humano en la era de la tecnología inmersiva.

Musk compara su dispositivo con el iPhone: funcional, elegante, y diseñado para revolucionar la manera en que nos relacionamos con la información. ¿La promesa? Liberarnos de pantallas, teclados y comandos físicos. Las acciones digitales surgirían directamente desde nuestros pensamientos.

Pero esta misma visión amplifica los dilemas: ¿qué ocurre cuando cada impulso neuronal puede ser registrado, interpretado o incluso replicado? ¿Dónde quedan el libre albedrío, la intimidad, la autenticidad?

Neuralink no es simplemente una empresa tecnológica. Es un símbolo del nuevo tiempo que estamos comenzando a habitar: uno en el que la mente y la máquina ya no están tan lejos.

El entusiasmo por sus posibilidades es comprensible. También lo es la inquietud ante sus riesgos. En esa tensión entre avance y ética, entre innovación y cautela, es donde debemos movernos como sociedad.

Porque si el futuro de la humanidad está en la fusión con la tecnología, entonces la gran pregunta no es qué podemos hacer con ella, sino qué queremos hacer con ella.

Fuente: XL Semanal – ABC

ESTOICISMO, CAOS Y SIMULACIÓN: EL ARTE DE ELEGIR

Estoicismo, Caos y Simulación Este artículo resume un ensayo en el que analizo tres enfoques diferentes —Estoicismo, Teoría del Caos e ...