viernes, 21 de marzo de 2025

SIMON BOLIVAR. EL GRAN HEROE


Simón Bolívar ocupa un lugar central en la historia de América Latina. Su imagen como “Libertador” adorna estatuas, billetes y discursos oficiales. Pero detrás de esa figura reverenciada hay un personaje mucho más complejo y contradictorio, con acciones que distan de los ideales que decía defender.

Bolívar nació en 1783 en una familia criolla acomodada. Huérfano de niño y viudo a temprana edad, su vida personal estuvo marcada por la tragedia, pero también por el privilegio. Educado en los ideales ilustrados, admiró a Napoleón y compartió con él una visión autoritaria del poder. Su carrera política refleja esa tensión constante entre los principios republicanos y su inclinación hacia el control absoluto. 

En 1813, Bolívar promulgó el Decreto de Guerra a Muerte, que autorizaba la ejecución sumaria de cualquier español que no apoyara la independencia, sin distinguir entre civiles y militares. Episodios como la masacre de Pasto, conocida como la Navidad Negra, donde fueron asesinados hombres, mujeres y niños, exponen el uso sistemático del terror como herramienta política. Estos hechos contrastan con la imagen de un líder dedicado a la libertad y los derechos humanos.

Su proyecto político revela un desprecio hacia la participación popular. Bolívar desconfiaba de las masas y promovía una visión elitista del poder. La Constitución de Bolivia, redactada en 1826 bajo su dirección, establecía una presidencia vitalicia y hereditaria. Actualmente lideres como Maduro, Putin siguen este ideal. 

Esta propuesta, que aspiraba a concentrar el poder en una figura central, fue vista como una traición a los principios republicanos y como un intento de instaurar un régimen autoritario.La eliminación de rivales fue otro rasgo característico de su liderazgo. Bolívar entregó a Francisco de Miranda a las autoridades españolas y ordenó el fusilamiento de Manuel Piar, un general popular entre las tropas por su postura más inclusiva hacia las clases bajas y los afrodescendientes. Estas acciones muestran a un Bolívar dispuesto a sacrificar alianzas y vidas para asegurar su poder.

En el tema de la esclavitud, su postura fue ambigua. Aunque en ciertos momentos prometió la liberación de los esclavos, sus iniciativas estuvieron más motivadas por necesidades militares que por un compromiso real con la igualdad. La abolición de la esclavitud no formó parte estructural de su proyecto político.

Bolívar también participó activamente en la construcción de su propio mito. A través de desfiles, proclamas y títulos honoríficos, él y sus aliados consolidaron una imagen pública que ocultaba las contradicciones de su liderazgo. El culto a su personalidad no fue accidental, sino parte de una estrategia política para mantener su autoridad y proyectar una imagen de legitimidad. Algunos lideres actuales mantienen este ideario.

Visto sin mitos, Bolívar no fue solo un libertador. Fue un caudillo con ambiciones personales, que no dudó en recurrir a la violencia, la traición y la concentración del poder. Su legado incluye tanto la independencia de varios países como la creación de estructuras políticas débiles y excluyentes. Entenderlo en toda su dimensión implica abandonar el relato heroico y asumir su historia con un enfoque más crítico y realista.

Fuente externa: El Debate

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