Marcelo Gullo: “No hay nada de lo que España deba pedir perdón”
El 8 de abril de 2024, el periódico The Objective publicó una entrevista al profesor Marcelo Gullo Omodeo, académico argentino de origen italiano, conocido por su obra Madre Patria: desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán.
La pregunta inicial del periodista Jaime Cervera fue directa:
¿España no tiene nada por lo que pedir perdón a América?
Y la respuesta de Gullo no dejó lugar a dudas:
“Eso es un error conceptual. Es como si uno dice que dos más dos es cuatro y otro que son seis, y acabamos quedando en cinco. Es absurdo. Hay una verdad objetiva: antes de la llegada de los españoles, el 90% de la población de América vivía en un infierno. No existía una nación mexicana o peruana. Había decenas de pueblos sometidos a imperios brutales que practicaban sacrificios humanos o canibalismo. La llegada de los españoles fue para muchos pueblos una liberación, no una conquista.”
Concluye con algo que vale la pena subrayar:
“Ninguna empresa histórica está hecha por ángeles, pero eso no significa que haya que pedir perdón por liberar a millones de oprimidos.”
🔗 Leer la entrevista completa en The Objective
Más allá de las opiniones, hay datos contrastables que conviene recordar:
¿Cuántos eran?
Colón, en 1492, partió con 90 hombres.
Cortés, en 1519, llegó a México con unos 500 hombres.
Pizarro, en 1532, emprendió la conquista del Perú con 168 hombres.
Estas cifras no encajan con la idea de una invasión genocida, sino con una operación estratégica que solo fue posible por las alianzas con pueblos indígenas hartos de ser sometidos por imperios como el azteca o el inca.
Antes de los europeos, América estaba dividida en decenas de civilizaciones: mexicas, incas, muiscas, mapuches… No había una identidad continental. No existían “las naciones” actuales. Lo que sí existía eran imperios opresores, guerras tribales y sacrificios rituales.
Cortés, con apoyo de los tlaxcaltecas y otros pueblos indígenas, derrotó a Tenochtitlán, cuyos ejércitos contaban con hasta 300.000 guerreros.
Pizarro, en Cajamarca, capturó al inca Atahualpa con 168 hombres enfrentando a un ejército de 50.000 a 80.000 soldados.
El resultado no se explica solo por la tecnología o la táctica, sino por el descontento de los pueblos oprimidos.
No hubo oleadas de colonizadores al estilo anglosajón. La colonización fue progresiva, realizada en gran parte por los propios conquistadores y sus descendientes. El proyecto fue integrador, con universidades, sistemas legales, mezcla cultural y mestizaje.
La segunda pieza que quiero destacar es la entrevista que El Mundo publicó el 2 de abril de 2024 al director José Luis López-Linares, con motivo del estreno del documental Hispanoamérica.
En palabras del periodista Luis Alemany, la tesis del filme es clara:
“La Hispanidad es una expresión cultural mucho más rica y homogénea de lo que solemos pensar. No merece ser juzgada desde la culpa ni el reproche, como hace hoy el discurso anticolonial y bolivarista de López Obrador, Petro o Maduro.”
López-Linares lo resume con un ejemplo fascinante:
“En el Alto Amazonas boliviano se pasó del neolítico a construir violines en 20 años. Y el flamenco está lleno de influencias que vinieron de América. El cajón peruano, por ejemplo, es parte esencial de ese mestizaje.”
🔗 Leer entrevista completa en El Mundo
La conquista de América no fue un paseo ni una utopía, pero tampoco fue un genocidio sin matices.
Hoy, cuando ciertos discursos anticoloniales resurgen como herramientas políticas, conviene volver a las fuentes, a los datos, a los hechos. Y también a las voces que se atreven a cuestionar los mitos, como Marcelo Gullo, Henry Kamen, Borja Cardelús, Alberto G. Ibáñez, o los pensadores reunidos en Hispanoamérica.
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