martes, 15 de julio de 2025

SUEÑO LUCIDO

 


Qué son los sueños lúcidos y cómo se experimentan?


“La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.”



Hace un tiempo escuché en un programa de radio sobre los sueños lúcidos. El tema me atrapó: tenía algo de misterio, algo de ciencia y mucho de introspección. No imaginaba entonces que poco después viviría una experiencia muy cercana a ese fenómeno.

Mi breve incursión en ese mundo fue suficiente para despertar el interés. Como toda experiencia significativa, dejó más preguntas que respuestas, pero también una certeza:

Durante una fase REM, tengo un Appel Watch y veo eso de la fase REM,  me desperté brevemente dentro de un sueño. Estaba en un espacio sombrío, parecido a una cueva inmensa, caminando entre edificios familiares. Reconocí a personas de mi pasado profesional. Me di cuenta de que estaba soñando. Cerré los ojos dentro del sueño —como quien decide no salir aún del cine— y, para mi sorpresa, pude seguir caminando. Al despertar, me dije: “Esto ha sido un sueño lúcido”. Intrigado, empecé a leer más. Lo que descubrí fue tan interesante como revelador.

Pasamos un tercio de la vida dormidos.  Está comprobado que m



ás que una curiosidad, los sueños lúcidos son una oportunidad para explorar la mente, vivir experiencias imposibles, enfrentar miedos y, en algunos casos, sanar.

Un sueño lúcido es aquel en el que somos conscientes de estar soñando. A diferencia del sueño común, donde somos espectadores pasivos, en un sueño lúcido podemos decidir, intervenir, explorar. Para algunos ocurre espontáneamente. Otros lo aprenden y lo inducen con práctica. Este tipo de sueños suelen suceder en la fase REM, cuando la actividad cerebral se asemeja a la vigilia. En ese estado, algo se activa: la conciencia se enciende dentro del sueño, y lo que ocurre a partir de allí puede ser transformador.

Estos sueños no es magia, pero requiere práctica y atención. Algunas técnicas recomendadas que he leído son:

  • Reality checks (pruebas de realidad): preguntarse durante el día “¿estoy soñando?” o intentar atravesar una pared. Convertido en hábito, puede replicarse en el sueño.

  • MILD (Inducción Mnemotécnica de Sueños Lúcidos): antes de dormir, visualizarse dentro de un sueño y repetirse la intención de reconocer que se está soñando.

  • WILD (Lucidez Iniciada desde la Vigilia): técnica avanzada para entrar directamente en el sueño sin perder la conciencia.


Según estos estudios llevar un diario de sueños también ayuda. Anotar detalles al despertar mejora la memoria onírica y permite detectar patrones. Con práctica, uno aprende a reconocer sus propios sueños.

Sa neurociencia muestra que durante los sueños lúcidos hay una mayor activación de la corteza prefrontal dorsolateral, vinculada al pensamiento crítico y la toma de decisiones. El cerebro, en cierto modo, despierta dentro del sueño. Desde la experiencia subjetiva, el cambio es total: dejamos de ser arrastrados por el inconsciente y tomamos el control.

Más allá de la curiosidad, los sueños lúcidos parece que tienen aplicaciones prácticas:

  • Terapéuticos: personas con pesadillas recurrentes (como quienes sufren TEPT) pueden reconstruir o interrumpir los sueños, reduciendo su impacto emocional.

  • Creativos: sirven para explorar ideas, ensayar escenas o buscar soluciones imaginarias. Son un laboratorio interior.

  • Espirituales: en tradiciones como el budismo tibetano, el “yoga del sueño” busca la meditación consciente durante el sueño.


El psicólogo Antonio Zadra sostiene que los sueños lúcidos ayudan a enfrentar miedos, resolver conflictos y fortalecer la autoconciencia.

Como toda herramienta potente, también implica riesgos. Personas con trastornos del sueño (insomnio o narcolepsia) pueden experimentar dificultades si intentan mantener la lucidez. Otros pueden sentir desorientación al despertar si confunden sueño y vigilia. Por eso es importante abordar el fenómeno con respeto y sin forzarlo.


El término sueño lúcido fue acuñado en 1913 por el psiquiatra Frederik Van Eeden, aunque culturas antiguas ya lo mencionaban. En los años 70 y 80, Stephen LaBerge demostró su existencia científicamente mediante técnicas de comunicación desde el sueño. Hoy la ciencia lo estudia con creciente interés, y existen comunidades dedicadas a compartir experiencias y métodos.



Dentro del sueño, hay otra forma de despertar.

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