martes, 20 de mayo de 2025

PALABRAS DE LA INFANCIA

 






Las palabras de mi infancia que hoy están (aunque no lo creas) en el diccionario


Hoy me he reído leyendo un artículo de la BBC que hablaba de palabras como almóndigatoballa o murciégalo. Mi sorpresa no fue solo que las mencionaran, sino que siguen vivas… ¡en el mismísimo Diccionario de la Real Academia Española! No como términos cultos, claro, sino marcadas como “vulgares”, “coloquiales” o “en desuso”. Pero ahí están. Documentadas. Registradas. Oficiales, aunque no recomendables.

Estas palabras me llevaron de vuelta a mi niñez en Badajoz, allá por los años 50 y 60. En casa, en la calle, y hasta en la escuela, era común oír y usar “toballa” en vez de “toalla”, o “almóndiga” por “albóndiga”, sin que nadie nos corrigiera demasiado. A veces eran los propios profesores quienes las decían. Poco a poco, al convivir con otras formas de hablar y al leer más, entendimos que no eran correctas. Pero eso no las borró de la memoria.

Lo que me impactó es saber que muchas de esas expresiones están recogidas en el DLE, el Diccionario de la Lengua Española, que se actualiza cada año. No porque sean “buenas”, sino porque forman parte del uso real del idioma. No son palabras inventadas por ignorancia: son formas que existieron (y algunas aún existen) en el habla popular. Incluso hay vocablos que datan del siglo XVIII y que todavía arrastramos.

Por ejemplo, “murciégalo” fue durante un tiempo la forma preferida, hasta que se desplazó por “murciélago”. Lo mismo pasó con “asín” o “toballa”, registradas como formas desusadas, pero que vivieron sus momentos de gloria.

Y no, por si alguien lo piensa, que estén en el diccionario no significa que estén bien dichas. Solo significa que existen, que fueron usadas con suficiente frecuencia como para merecer ser anotadas. Lo explica la RAE: el diccionario no es una lista de lo correcto, sino una fotografía del uso.

Curioso, ¿no? Mientras que palabras modernas como juernes o brillibrilli aún esperan su turno por no estar suficientemente asentadas, otras que suenan “mal” pero llevan siglos entre nosotros ya tienen su ficha.

Esta entrada es para los que crecimos entre toballas, almóndigas y murciégalos. Para los que entendemos que el lenguaje no es solo norma, sino historia, identidad y memoria. Y para quienes se maravillan con lo viva que está nuestra lengua, incluso cuando habla “mal”.

lunes, 19 de mayo de 2025

APRENDER IDIOMAS

 








Lo que ignoré de joven y ahora recomiendo sin dudar


Allá por los años 60, cuando estudiaba en Badajoz, nos enseñaban una segunda lengua en el instituto. En mi caso, elegí francés. En ese momento no parecía importante. Era una de las asignaturas llamadas “marías”, al mismo nivel que Formación del Espíritu Nacional o Religión. Le dedicabas el tiempo justo para aprobar y poco más.


Con el paso del tiempo entendí lo que nadie nos explicó entonces: hablar otro idioma no era un lujo ni un adorno educativo, era una herramienta clave. Si hubiera aprovechado aquellos cuatro años —de segundo a quinto de bachillerato— para aprender de verdad, me habría abierto más puertas en lo profesional. Hoy lo tengo claro: saber idiomas marca la diferencia. Y ya no basta solo con inglés.


Por eso me ha parecido muy útil el artículo publicado hoy en El País, titulado “Hablar un inglés fluido ya no es diferencial” (Óscar Granados, 11 de mayo de 2025). Lo resumo aquí porque creo que dice verdades importantes para cualquiera que esté estudiando, trabajando o pensando en mejorar su perfil.


Hablar inglés ya no basta


Hoy en día, el inglés ya no es un valor añadido, es un requisito mínimo. Según el artículo, las empresas lo consideran como saber usar el correo electrónico o Word. Se espera que lo tengas, sobre todo si aspiras a puestos con responsabilidad, contacto internacional o proyección.

El estándar básico se sitúa en un nivel B2, suficiente para mantener una conversación profesional. Pero eso, por sí solo, ya no impresiona.


Lo que realmente marca la diferencia: una tercera lengua


Ahí es donde entra el valor real: una tercera lengua. Y no hablamos solo de francés o alemán, también se menciona el interés creciente por idiomas como portugués, italiano, árabe, japonés o chino mandarín.


Estos idiomas tienen un impacto directo en el salario. El artículo cita datos de InfoJobs que muestran que saber alemánpuede aumentar el sueldo medio en más de 10.000 euros anuales. El chino también mejora las condiciones salariales y su demanda sigue creciendo, sobre todo en empresas con conexiones con Asia.


Además de lo profesional, hablar varios idiomas mejora la capacidad de adaptación, la flexibilidad mental y la integración en entornos multiculturales. Y eso, en un mundo globalizado, no es un detalle menor. Es una forma de estar mejor preparado para casi todo.


Un dato llamativo del artículo: España está entre los países europeos con más personas que nunca han aprendido un segundo idioma. En 2023, solo el 39% decía poder mantener una conversación en inglés. Mejor que Italia, sí, pero por detrás de países como Francia, Portugal o los nórdicos.


Conclusión personal


Si estás estudiando, trabajas o simplemente quieres crecer, mi recomendación es clara: invierte en aprender idiomas. No esperes a que te haga falta. Hazlo antes. Si tienes hijos o nietos, anímales a que no vean los idiomas como una “maría”, como nos pasó a muchos. Porque ya no es una opción. Es una necesidad.


📌 Artículo completo en El País: “Hablar un inglés fluido ya no es diferencial” por Óscar Granados (11 de mayo de 2025)

domingo, 18 de mayo de 2025

FIEBRE DEL ORO. EL ORIGEN





“El oro vale menos por lo que es, y más por lo que representa.”



Leyendo hoy El País me llamó la atención descubrir que la relación humana con el oro comenzó hace tanto tiempo. Es fácil pensar que nuestras grandes invenciones están relacionadas con la era digital o la ciencia moderna, pero muchas ideas y materiales que usamos hoy tienen un origen muy antiguo. Aunque hoy vivimos rodeados de avances tecnológicos, muchos de ellos no han cambiado tanto como creemos el curso de la historia. Algunos descubrimientos mucho más antiguos siguen marcando nuestras decisiones colectivas.

La revolución neolítica supuso un gran cambio, pero no fue el único. La invención de la rueda, la navegación o el uso de metales también transformaron el mundo. El cobre fue el primero, pero después llegaron otros: hierro, estaño, plata, oro. Algunos se usaban para fabricar armas o herramientas. Otros, como el oro, empezaron a usarse más por lo que representaban que por su función práctica.

Entre todos los metales, el oro ha sido el que más impacto simbólico ha tenido. Se valoró por su apariencia, por su resistencia y por su rareza. Lo asociaron con el sol, con el prestigio y con el poder. En Egipto, por ejemplo, se decía que era el metal de los dioses. Y no ha dejado de serlo para muchas culturas. Como escribió Peter L. Bernstein en The Power of Gold (2000), el oro ha movido imperios, ha afectado economías, ha estado detrás de guerras y ha marcado el destino de personas y sociedades enteras.

Saber que algunas de las primeras muestras de fiebre por el oro fueron unas cuentas pequeñas enterradas en un montículo de Bulgaria deja claro que esta obsesión es muy antigua. Desde entonces, el oro ha sido visto como algo valioso, aunque no sirva para comer, curar o construir. Aun así, ha sido tratado como símbolo de poder y riqueza durante miles de años.

Lo que más destaca de esta historia es que la atracción por el oro no es nueva. Desde hace miles de años, las personas ya lo valoraban, lo buscaban y lo usaban como símbolo de estatus o poder. La codicia y el deseo por este metal forman parte de la historia humana desde sus inicios.


Fuente: Basado en el artículo de David Álvarez publicado en El País, titulado “El origen de la fiebre del oro”, con información del estudio “Prehistoric Metallurgy of Gold: Gold Artifacts from Tell Yunatsite, Southern Bulgaria” publicado en Archaeologia Bulgarica.

sábado, 17 de mayo de 2025

EL POSTIGUET COMO RECETA

 



El agua de mar es medicina sin receta.


Llevo viviendo 25 años en Alicante y no conocía esta historia. He caminado muchas veces por el Postiguet. He visto atardeceres desde la Explanada, aunque pocas veces me he bañado en sus aguas. He tomado chocolate con churros en el paseo. Pero no fue hasta que leí un artículo de Historia National Geographic que descubrí algo que no sabía: una reina vino a Alicante buscando un milagro. Y lo encontró en el mar.


La protagonista es Violante de Aragón, hija del rey Jaime I y esposa de Alfonso X el Sabio. Ser reina en el siglo XIII no era un papel simbólico. Tenías una misión clara: dar herederos. Y Violante no lo lograba. Mientras tanto, su marido estaba más pendiente de la astronomía que de ella. La situación era crítica.

Violante, cansada de esperar, consultó a una adivina. La respuesta fue simple pero inesperada: “Báñate en el mar. El agua te purificará y te ayudará a concebir.”

El rey accedió a enviar a Violante a Alicante, lejos de la corte. Le construyó una residencia en el Pla del Bon Repós, con buenas vistas y clima suave. Aquí, junto al Postiguet, la reina empezó a bañarse cada día. Era un intento a la desesperada.

En la España del siglo XIII, esto no era normal. Pero ella lo hizo.


El resultado fue claro: once hijos

Puede que fuera el mar, o puede que fuera su decisión de seguir adelante, pero Violante acabó teniendo once hijos. Entre ellos, Sancho IV de Castilla y Fernando de la Cerda. Y con ellos, el futuro de la corona quedó asegurado.

El vínculo entre la familia real y Alicante también creció. Alfonso X otorgó fueros a la ciudad, dándole privilegios importantes. Violante impulsó reformas que mejoraron el desarrollo urbano. La ciudad ganó peso político. Todo empezó con esos baños.

Ahora, cada vez que pasee por el Postiguet, no podré evitar pensar en esta historia. Una reina, sola, entrando al agua con la esperanza de cambiar su destino. Y lo consiguió.


📌 Basado en el artículo de Historia National Geographic: “Los baños curativos de Alicante que salvaron a una reina desesperada”

jueves, 15 de mayo de 2025

EL CID. FASCINACIÓN Y REPULSA

 



El Cid como figura militar y mito manipulado




Hoy me ha sorprendido la noticia de cómo ha cambiado la historia de un mito que en mi niñez era todo un héroe en las luchas de los cristianos contra los musulmanes invasores de la península ibérica.




Un soldado pragmático en un mundo en guerra


Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, fue uno de los líderes militares más destacados del siglo XI. Su carrera estuvo marcada por una habilidad singular para adaptarse a contextos cambiantes. Sirvió tanto a reyes cristianos como a gobernantes musulmanes, incluidos los de la taifa de Zaragoza. Más tarde se independizó y gobernó Valencia como su propio principado.


Su vida fue la de un militar pragmático y ambicioso, más que la de un cruzado inspirado por ideales religiosos.




¿Mercenario o adalid?


Durante el siglo XIX, el historiador Reinhart Dozy rompió con la visión legendaria del Cid y lo definió como un mercenario. En contraposición, Ramón Menéndez Pidal defendió su lealtad al rey Alfonso VI y lo presentó como un adalid patriótico.


Investigaciones modernas, como las de Nora Berend, Richard Fletcher y Simon Barton, matizan estas posiciones y lo muestran como un oportunista pragmático que supo navegar el caos político de su tiempo.



Una figura que revela más sobre nosotros que sobre su tiempo


La leyenda del Cid ha sido reformulada repetidamente para responder a las necesidades ideológicas de distintas épocas: héroe nacionalista, defensor cristiano, símbolo multicultural, incluso modelo de virtud caballeresca.


Pero la figura histórica dista mucho de encajar en estas categorías. El Cid no luchó por la fe ni por la nación, sino por su propio ascenso y supervivencia en un mundo violento.




Conclusión


Rodrigo Díaz no fue el paladín que muchos imaginamos . Fue un militar de éxito en un tiempo donde la violencia era moneda corriente y la lealtad dependía de las oportunidades.


Su mito, sin embargo, sigue vivo porque proyectamos en él nuestras propias aspiraciones. Hoy más que nunca, debemos mirar al pasado con sentido crítico y no dejar que la nostalgia dicte nuestra comprensión de la historia.




Basado en el libro “El Cid” de Nora Berend (Crítica, 2025).

miércoles, 14 de mayo de 2025

CUANTOS

¿Qué es la catástrofe ultravioleta?
Ilustración sobre la catástrofe ultravioleta
Ilustración de E. Durán – Inspirada en la idea de que incluso una simple taza de café habría sido peligrosa si la catástrofe ultravioleta fuera cierta.

¿Qué es la catástrofe ultravioleta?

Hace unos días, leyendo la revista National Geographic, me encontré con un tema que me sorprendió y despertó mi curiosidad: la catástrofe ultravioleta. Es un concepto clave en la historia de la física, y aunque suena a ciencia ficción, fue un problema muy real que sacudió los cimientos de la ciencia a finales del siglo XIX.

El problema que surgió al observar la luz

Cuando los científicos intentaron explicar cómo los objetos calientes emiten luz (como una estufa encendida, el filamento de una bombilla o el propio Sol), se apoyaron en las leyes de la física clásica. Y todo parecía funcionar… hasta cierto punto. Al calcular la cantidad de energía emitida por estos objetos, descubrieron que, según sus ecuaciones, los objetos deberían emitir una cantidad infinita de energía en el rango de luz ultravioleta.

Esto era claramente absurdo. Si eso fuera cierto, una simple taza de café irradiaría tanta energía ultravioleta que te quemaría la piel o incluso los ojos con solo mirarla. Como eso no ocurre, estaba claro que había un fallo importante en la teoría.

¿Por qué fue tan importante este error?

La catástrofe ultravioleta fue una señal evidente de que las leyes de la física clásica tenían un límite. Era como encontrar una grieta en un edificio que parecía perfectamente sólido. Esta contradicción no solo generó dudas, sino que provocó una revolución científica.

Fue entonces cuando el físico alemán Max Planck propuso una idea radical: tal vez la energía no se emitía de forma continua, sino en pequeños paquetes llamados cuantos. Esa simple idea dio origen a la mecánica cuántica, una nueva forma de entender el universo que hoy sigue marcando la ciencia moderna.

Una crisis que impulsó el progreso

La catástrofe ultravioleta no fue solo un error matemático; fue el detonante de un cambio de paradigma. Hoy, gracias a la física cuántica, tenemos computadoras, láseres, energía solar, y un conocimiento más profundo del cosmos. Todo porque un problema sin resolver obligó a los científicos a pensar de otra manera.

A veces, los errores son la chispa de los grandes avances.

Etiquetas: física, ciencia, historia, cuántica, Planck, National Geographic

martes, 13 de mayo de 2025

EL SÍNODO DEL TERROR

 


El Sínodo del Terror: Cuando la política desenterró a un papa

Enrique Duran Boyero

En la larga historia de la Iglesia católica hay episodios que rozan lo increíble, pero pocos tan macabros y absurdos como el Sínodo del Terror —también conocido como el Concilio Cadavérico. Ocurrió en el año 897, cuando el papa Esteban VI mandó exhumar el cadáver de su predecesor, Formoso, para someterlo a juicio. Sí, literalmente juzgó a un cadáver. Este grotesco evento fue el reflejo de un papado sumido en luchas de poder, manipulado por intereses nobles y rivalidades políticas.

Un papado atrapado entre facciones

Durante los siglos IX y X, el papado no era el centro espiritual que muchos imaginan hoy. Era un campo de batalla político. El trono de San Pedro se disputaba entre familias nobles romanas, emperadores y caudillos regionales. En este entorno, los papas eran muchas veces peones. Se les coronaba, se les destituía o se les eliminaba dependiendo de quién tenía el control en ese momento.

El conflicto detrás de la tumba

Formoso, elegido papa en 891, navegó estas aguas turbulentas como pudo. Primero apoyó al emperador Lamberto de Spoleto, pero luego cambió de bando y coronó a Arnulfo de Carintia como nuevo emperador. Esta traición fue un error grave: Lamberto y su madre, Ageltruda, no lo olvidaron ni siquiera después de su muerte.

El juicio al cadáver

Nueve meses después del fallecimiento de Formoso, Esteban VI —probablemente presionado por la familia Spoleto— organizó un sínodo sin precedentes: un juicio post mortem. El cadáver del papa fue desenterrado, vestido con sus ropas papales y sentado en un trono en la Basílica de San Juan de Letrán. Un diácono hablaba en su nombre mientras Esteban lo acusaba de perjurio y de haber usurpado el papado.

El resultado fue tan grotesco como predecible. El cuerpo fue declarado culpable, se anularon sus decisiones, se le arrancaron los dedos de la bendición y finalmente fue arrojado al río Tíber.

La reacción: un giro brutal

El espectáculo fue tan extremo que la propia Roma reaccionó con furia. La población se volvió contra Esteban VI, quien acabó depuesto, encarcelado y finalmente estrangulado en prisión. Poco después, el papa Teodoro II rehabilitó la memoria de Formoso, recuperó sus restos y los enterró de nuevo con honores. Su sucesor, Juan IX, prohibió cualquier otro juicio post mortem.

Lo que nos deja este episodio

El Sínodo del Terror no fue solo un acto aberrante, fue un síntoma. Mostró cuán profundamente la política podía distorsionar las instituciones religiosas. El papado de la Alta Edad Media estaba lejos de ser un poder moral incuestionable: era vulnerable, volátil y a merced de intereses seculares.

Este escándalo marcó un punto de inflexión. Aunque aún faltaban siglos para una verdadera reforma, el episodio dejó claro que algo debía cambiar. La Iglesia necesitaba fortalecerse desde dentro, alejándose del control de las facciones y del caos que ellas generaban.

¿Quieres saber más?
Puedes leer un análisis más profundo en el artículo original de National Geographic.

PALABRAS DE LA INFANCIA

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