La French Connection no terminó; solo cambió de sitio, como un río que encuentra otro cauce.
Desde joven, me atrapó la historia de la French Connection. Supe de ella por la película de 1971. Gene Hackman, Roy Scheider y Fernando Rey. Una joya del cine. Realismo puro. No sé si los más jóvenes la habrán visto. Deberían.
La vi en el cine. Llevaba pocos años en la policía. Algunas escenas me resultaron familiares. Vigilancias en coche. Seguir a alguien a pie, sin que te note. Claro, en mi caso no eran narcotraficantes. Pero ese mundo me interesó. Lo pensé en aquel momento y lo dejé ahí. Diez años después, trabajé en la lucha contra el tráfico de drogas. Muchas historias. Demasiadas.
La película cuenta algo real. Un coche, 50 kilos de heroína. Nueva York. Los policías Sonny Grosso y Eddie Egan. El detenido era un presentador francés: Jacques Angelvin. Los policías ayudaron al director. Por eso parece tan auténtica.
Durante la pandemia, volví al tema. Leí un libro de Alexandre Marchant, un historiador francés. Desmonta mitos: que la organización era perfecta, que Marsella hacía la vista gorda, que la destruyeron en los años setenta. Marchant dice que las mafias se adaptaron. Cambiaron de lugar. Siempre encuentran la forma. Entre las páginas 89 y 112 del libro lo explica todo.
Yo ya sabía que algo relacionado con esto había ocurrido. Lo de Valencia en 1971. Un coche. 113 kilos de heroína. Era de la organización marsellesa. Esto pasó dos años antes de que ingresara en la policía. Más tarde, revisé los archivos. Hablé con Antonio López, mi jefe en estupefacientes entonces. Un amigo. Murió hace tiempo. Guardé esas notas casi treinta años. Cuando me jubilé, pensé en escribir. No la historia real. Otra. Ficción. Inventada. Bueno, casi. Algunas cosas se parecen. Otras, no.
Primero hice una novela: La Conexión Valenciana. La publiqué. Era correcta. Pero me di cuenta de algo. Parecía muy policial. Así que la reescribí. Isidoro Arizmendiarrieta me ayudó a darle más forma literaria. Fue clave. Esta versión se llamó La Ruta del Caballo. Tenía dudas si publicarla. Finalmente la rehíce y la publiqué con el título Valencia en la Red.
La que escribí durante la pandemia es breve. Directa. Regalé algunos ejemplares a amigos. Cuatro me dieron su opinión. No se conocen entre ellos. Todos dijeron lo mismo: que les gustó. El resto no la han leído o no quieren darme su juicio. Esas palabras de aprobación me dieron ánimo. Después de reescribirla pensé en una segunda novela. Uno de los personajes de La Ruta del Caballo. Finalmente, de aquel inicio, van cuatro publicadas que se encuentran en la colección Sombras en el Levante.
La primera que publiqué y me motivó es:
Valencia en la Red: Mafia y Policía en los Años 70
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