PREOCUPACION
La preocupación es el peor gasto de energía: consume el presente sin cambiar el futuro.
El tema del fraude en Internet, que se comenta a menudo en los medios de comunicación, es algo que me preocupa, al igual que a muchas personas. Siempre trato de evitar ser víctima de estos engaños, pero no es fácil. En una de mis cuentas de correo, recibo alrededor de 150 mensajes diarios que me ofrecen productos y servicios que prometen mejorar mi salud, mi situación económica y hasta mi bienestar emocional. Desde jóvenes rusas que quieren ser mis amigas, pasando por ofertas de viagra a buen precio, hasta nigerianos que me prometen hacerme rico, la variedad es sorprendente. Incluso hay correos que me acusan de delitos falsos y me instan a hacer clic en enlaces dudosos.
Este problema comenzó hace muchos años, cuando mi cuenta de correo fue comprometida en algún ataque informático, hace ya más de 15 años. Desde entonces, empecé a recibir correos masivos en esa cuenta, y el flujo no ha cesado. Afortunadamente, uso dispositivos de Apple, cuyos sistemas operativos filtran la mayoría de estos correos, clasificándolos como spam. Aun así, de vez en cuando tengo que entrar en el buzón de basura y eliminar cientos de mensajes acumulados. Hace unos días, eliminé más de 800 correos no deseados que se habían acumulado durante varias jornadas.
Recientemente, tras crear un blog donde comparto relatos de viajes y reflexiones, noté algo que me sorprendió: el apartado de estadísticas indicaba que había recibido más de 4000 visitas. No podía creerlo. Pensé que, de alguna manera, mis relatos y reflexiones estaban atrayendo a una gran audiencia. Pero lo más sorprendente fue ver que mis seguidores venían, aparentemente, de países como China, Estados Unidos, Singapur, Corea y Alemania. ¿Realmente tantas personas en esos lugares estaban interesadas en mis reflexiones en español? Algo no cuadraba.
Decidí investigar un poco más y, tras consultar algunos foros y artículos, me di cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo: esas visitas no eran reales. Mi blog no estaba atrayendo a miles de personas interesadas en mis relatos. En realidad, esas visitas eran generadas por bots, programas automáticos que rastrean direcciones URL en internet y generan tráfico falso. Estos bots están diseñados para realizar tareas repetitivas y son usados tanto por grandes corporaciones como Google o Yahoo, como por hackers y personas dedicadas al fraude.
Después de investigar, comprendí que las cifras que indicaban un gran número de visitas a mi blog eran engañosas. Aquí algunas de las conclusiones a las que llegué:
• Las visitas que parecían provenir de países como China, Corea o Estados Unidos eran en su mayoría falsas.
• Estas visitas ficticias son generadas por bots, que tocan la dirección URL del blog y simulan una visita.
• Muchos de estos bots están alojados en servidores ubicados en países donde el fraude en Internet es una práctica común.
• No hay realmente una gran audiencia interesada en mi blog; simplemente se trata de un efecto provocado por estos programas automáticos.
A pesar de la decepción inicial al descubrir que no tenía tantos seguidores como creía, también me sentí aliviado al conocer la verdad. Mi blog no tiene un público masivo, pero eso está bien, ya que mi único objetivo es archivar mis relatos y reflexiones, sin pretender llegar a una gran audiencia. Este espacio es una forma de expresar en voz alta mis pensamientos y experiencias, sin necesidad de tener un destinatario específico.
Esta experiencia me ha hecho reflexionar sobre cómo, en el mundo digital, no todo es lo que parece. Las estadísticas y métricas en línea pueden ser engañosas, y es importante mantener una actitud crítica frente a lo que vemos o recibimos en nuestros correos electrónicos. Tanto el fraude en Internet como las ilusiones de éxito en plataformas digitales nos recuerdan lo fácil que es ser engañado en este entorno, y lo fundamental que es cuestionar la información que recibimos y cómo la interpretamos.
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