Dios creó el tiempo, pero el hombre creó la prisa.
— Proverbio irlandés
Muchavista: donde llegué y ahora descanso
Desde que llegué a Alicante en el año 2000 por trabajo, la Playa de Muchavista, en El Campello, se convirtió en mi refugio de calma. Más de veinte años después, ya jubilado, sigue siendo parte de mi rutina diaria.
Muchavista, con su arena ancha y el sonido constante del mar, es ideal para quienes buscamos tranquilidad. Caminar por su paseo es casi como detener el tiempo. Los inviernos aquí son silenciosos. En verano, la playa revive con familias, niños, visitantes. Pero incluso en esa agitación, hay una paz que no se rompe.
El pueblo ha cambiado. Hay más edificios, más restaurantes. Pero su esencia sigue intacta. Compartir una paella, pasear al atardecer, sentarse sin mirar el reloj... sigue siendo un pequeño ritual cotidiano. Uno de mis rincones favoritos es la Cafetería Valor. Con un chocolate o un helado frente al mar, repaso recuerdos y agradezco lo que tengo.
El municipio ha crecido, pero el mar en Muchavista sigue igual. El horizonte no se mueve. Las olas suenan igual. Esa constancia acompaña, reconforta. Muchavista no es solo una playa. Es donde llegué hace más de veinte años, y donde ahora descanso. Donde camino, pienso y respiro.
Un lugar que ha cambiado a su ritmo, como yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario