miércoles, 2 de julio de 2025

ADAPTARSE AL CAMBIO CLIMATICO


“Cualquier cosa que intentes corregir empeorará.”


Pienso que hay cambio climático. Hay una transformación —o evolución— de la situación de la Tierra como consecuencia de este cambio. Llevamos años hablando del tema. Miles de titulares, cumbres internacionales, promesas que se repiten y metas que se aplazan. Mientras tanto, el clima sigue cambiando: incendios devastadores, inundaciones sin precedentes, olas de calor que baten récords, desplazamientos humanos, escasez de agua. ¿Y si dejáramos de obsesionarnos únicamente con evitar lo inevitable y empezáramos, de una vez, a prepararnos para convivir con ello?

No se trata de abandonar los esfuerzos por reducir emisiones o proteger ecosistemas. Pero ha llegado el momento de cambiar de enfoque: necesitamos poner el foco en la adaptación y en la resiliencia. El cambio climático ya está aquí, y no se detendrá porque firmemos otro acuerdo o instalemos más paneles solares. Podemos y debemos mitigar sus efectos, pero no podemos seguir ignorando que sus consecuencias ya nos alcanzan.

El reciente editorial de la revista Science lo deja claro: no se trata solo de sobrevivir, sino de prosperar en tiempos difíciles. Eso implica transformar nuestras ciudades, nuestros modelos productivos, nuestros hábitos de vida. Prepararnos para los incendios, no solo apagarlos. Diseñar sistemas agrícolas que resistan las nuevas condiciones. Reformar nuestras infraestructuras para soportar climas extremos. Formar ciudadanos capaces de actuar, no solo de alarmarse.

La resiliencia no es rendirse. Es asumir la realidad y actuar con inteligencia. No basta con señalar culpables o hacer cálculos para 2050. Necesitamos soluciones concretas aquí y ahora. Necesitamos liderazgo político, innovación tecnológica y participación ciudadana enfocadas en el día a día de las comunidades que ya están sufriendo los efectos del cambio climático.

No es un discurso apocalíptico, sino una estrategia realista. La historia está llena de sociedades que supieron adaptarse a entornos hostiles, y también de aquellas que no lo hicieron y desaparecieron. Hoy estamos ante una de esas encrucijadas. ¿Vamos a seguir discutiendo si el cambio climático es real o si aún estamos a tiempo de evitarlo todo? ¿O vamos a empezar a construir un futuro más fuerte, más flexible y más justo?

La buena noticia es que aún estamos a tiempo. No de evitar todos los efectos, pero sí de decidir cómo los afrontamos. Y eso es mucho decir. Porque no sobrevivirán los más ricos ni los más poderosos, sino los que mejor se adapten.

En esa adaptación —en esa capacidad de resistir y de transformarnos— puede estar, paradójicamente, lo mejor de nosotros mismos.

sábado, 28 de junio de 2025

ANTONIO BANDERAS. UN ESPAÑOL

 






España no es un estereotipo, es una potencia cultural e histórica

Me ha sorprendido gratamente el vídeo en el que Antonio Banderas ofrece una contundente y elegante respuesta al presentador estadounidense Stephen Colbert, tras una desafortunada referencia a España durante una emisión en directo. En tono de burla, Colbert sugirió que España es un país atrasado, sin cultura, haciendo comentarios sarcásticos sobre la paella —a la que describió como “un plato pobre de arroz con camarones”— y presentando a los españoles como un pueblo que intenta enseñar al mundo pese a haber perdido su imperio. Este conjunto de estereotipos negativos no solo ridiculiza a España, sino que perpetúa una visión simplista y desinformada del país.

Ante ello, Antonio Banderas respondió con brillantez y educación, reivindicando con orgullo la riqueza cultural, histórica y social de su patria. Su intervención fue una lección de identidad y respeto, articulada con serenidad y firmeza, dejando en evidencia la superficialidad del comentario de Colbert sin caer en la confrontación directa.

Recomiendo ver el vídeo completo; realmente vale la pena. Es una muestra magistral de cómo desmontar prejuicios con inteligencia y dignidad. La intervención de Banderas no solo defendió a España, sino que también elevó el nivel del debate público internacional.




viernes, 27 de junio de 2025

LOS GUERREROS DE XIAN

 





El arte no se mira, se descifra.

En enero de 2024, tuve la oportunidad de visitar la exposición de los Guerreros de Xi’an en el MARQ de Alicante. Ante la imposibilidad de viajar a China para verlos en su ubicación original, esta muestra fue una alternativa extraordinaria que superó mis expectativas. Contemplar de cerca estas imponentes figuras y los objetos que las acompañaban fue una experiencia tan impactante como enriquecedora.

La exposición, titulada “El Legado de las Dinastías Qin y Han, China. Los Guerreros de Xi’an”, fue organizada por la Diputación de Alicante a través del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) y su fundación, en colaboración con importantes instituciones culturales chinas. Esta fue la primera muestra en Europa con piezas originales de los Guerreros de Xi’an desde la pandemia, y la más significativa celebrada en España sobre este tema.

La colección incluyó más de 120 piezas originales, procedentes de varios museos de China, entre ellas nueve guerreros y un caballo de terracota —el máximo permitido por el gobierno chino para salir del país—, además de réplicas y otros objetos de gran valor histórico y arqueológico.

Uno de los aspectos más destacados fue su diseño expositivo innovador. Las vitrinas circulares, la ambientación sensorial con aromas como cerezo, arroz, incienso, flor de loto y té, y la música compuesta especialmente para la muestra, ofrecían una experiencia inmersiva que permitía al visitante adentrarse en la cultura material de las dinastías Qin y Han. Todo ello facilitó una comprensión profunda del contexto histórico del ejército de terracota, creado para custodiar la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang.

La dirección de la exposición estuvo a cargo del profesor Marcos Martinón-Torres, catedrático de Ciencia de la Arqueología en la Universidad de Cambridge y referente mundial en el estudio de estas esculturas. Él destacó el valor científico de la muestra, que acercaba al público tanto la historia como los avances tecnológicos en el estudio de estas piezas únicas.

 Con una cifra récord de más de 280.000 visitantes, esta exposición se convirtió en la más visitada en la historia del MARQ, consolidando a Alicante como un punto clave en el mapa cultural europeo.

En definitiva, fue un evento arqueológico y cultural de enorme valor internacional, que acercó una de las maravillas más fascinantes del mundo antiguo al público español y europeo, con una propuesta innovadora, accesible y profundamente educativa.


martes, 17 de junio de 2025

ANACRONISMO DE LOPEZ OBRADOR

 


La ignorancia afirma, la ciencia duda.


En 2021, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador pidió a España y al Vaticano que se disculparan por los abusos cometidos durante la conquista de América. Más allá del gesto simbólico, el planteamiento revela una mirada anacrónica: juzga el pasado con los valores morales y políticos del presente. Es un error común, pero no por ello menos problemático. Las estructuras sociales del siglo XVI —la ley, la religión, la moral— eran completamente distintas a las actuales. Ni el Reino de España ni la Iglesia de hoy son los mismos entes que lideraron la conquista hace 500 años. Pedirles cuentas como si fueran los mismos actores ignora siglos de profundas transformaciones.

Además, esta visión simplista de “conquistadores y conquistados” omite un hecho clave: decenas de miles de indígenas participaron activamente en la caída del Imperio azteca. Como recuerda el historiador Manuel Lucena Giraldo, muchos pueblos originarios se aliaron con los españoles no por sumisión, sino por estrategia. El Imperio mexica no era querido por todos. La conquista fue también una guerra entre indígenas, una guerra civil instrumentalizada por un nuevo poder externo. Este dato incómodo no encaja en el relato actual que busca héroes y villanos claros, pero es esencial para entender la historia con rigor.

Lucena también critica el doble estándar que representa esta exigencia de perdón: se condenan hechos del siglo XVI, pero se guarda silencio sobre las violencias cometidas en los siglos XIX y XX por los propios Estados latinoamericanos contra los pueblos indígenas. ¿Dónde están las disculpas por eso? ¿Dónde está la responsabilidad asumida por la exclusión que todavía hoy persiste?

La historia ha sido utilizada políticamente desde la independencia, cuando las élites criollas necesitaban separarse del pasado español. La “leyenda negra” sirvió para construir una identidad nacional a partir del rechazo. Luego, en el siglo XX, el indigenismo reforzó una visión idealizada del indígena del pasado y una condena total a la conquista, mientras se ignoraban las injusticias presentes. Pero la historia no se puede escribir desde la comodidad de una ideología. No fue una cruzada de bárbaros europeos contra pueblos inocentes. Fue un proceso mucho más complejo, con alianzas, conflictos y transformaciones que no caben en relatos binarios.

Lo que propone Lucena es dejar atrás los clichés y abordar el pasado con seriedad. Entender al Imperio español como una monarquía global, no como un simple invasor. Reconocer que México, Perú, Colombia y otros países formaron parte de una red imperial que definió la historia mundial. El objetivo no es justificar, sino comprender. Solo así se podrá construir una memoria histórica madura, sin maniqueísmos ni atajos políticos.


Fuente: National Geographic Historia, entrevista a Manuel Lucena Giraldo.

jueves, 12 de junio de 2025

LEYENDA NEGRA. SEGUNDA PARTE

Imagen ilustrativa sobre la segunda leyenda negra de España

La Segunda Leyenda Negra: España y su exclusión internacional en la posguerra



La exclusión de España del Plan Marshall, su aislamiento diplomático y su caracterización como una anomalía europea durante la Guerra Fría no pueden explicarse únicamente por la dictadura de Franco. Una herencia de estigmas históricos, reforzada por la propaganda cultural y la geopolítica selectiva de las potencias vencedoras, consolidó lo que hoy varios historiadores ya definen como una “segunda leyenda negra”.

Este fenómeno no tuvo la misma intensidad ideológica que la del siglo XVI, pero sí un efecto similar: condenar a España al margen de los procesos clave del desarrollo occidental, en nombre de principios que se aplicaron de forma desigual.

La conocida Leyenda Negra del siglo XVI, alimentada por rivales europeos como Inglaterra y los Países Bajos, pintó a España como una potencia cruel, oscurantista e intolerante. Esta narrativa —difundida mediante propaganda y crónicas adversas— sirvió para desacreditar a un imperio que, en ese momento, dominaba vastos territorios globales. Lo que resulta sorprendente es cómo ciertos elementos de esta visión negativa reaparecieron siglos después, durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Varios estudios recientes coinciden en que una forma moderna de leyenda negra —una “segunda leyenda negra”— resurgió entonces, estigmatizando a España no solo por su régimen dictatorial, sino por factores culturales e históricos más amplios.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, España fue deliberadamente marginada del sistema internacional reconstruido por las potencias aliadas. En 1946, la recién fundada Organización de las Naciones Unidas recomendó el retiro de embajadores de Madrid, condenando al régimen franquista a un aislamiento diplomático que duró hasta mediados de los años 50. Además, a diferencia de Alemania Occidental o Japón —ambos responsables directos del conflicto global—, España fue excluida del Plan Marshall, el programa estadounidense de recuperación económica para Europa.

Este rechazo ha sido analizado no solo como una reacción al autoritarismo de Franco, sino también como un fenómeno que incorporó viejos prejuicios culturales. Como señala el historiador David Brydan (Franco’s Internationalists, 2019), esta marginación tuvo una clara carga simbólica, reforzando la imagen de España como una nación reaccionaria, “no confiable” y ajena a la modernidad occidental.

Uno de los puntos más llamativos de esta exclusión fue el doble estándar aplicado por Estados Unidos. Alemania, responsable del Holocausto y de los peores crímenes del siglo XX, fue objeto de una rápida rehabilitación y apoyo. Incluso políticos con vínculos al nazismo, como Hans Globke o Theodor Oberländer, ocuparon cargos públicos en la nueva Alemania Occidental. Mientras tanto, España, que no participó directamente en la guerra, fue tratada como un Estado paria. Esto, a pesar de que Franco había reprimido internamente al comunismo y mantenido una postura de neutralidad oficial, aunque con simpatías por el Eje.

Esta situación ha llevado a historiadores como Sebastiaan Faber o Stanley G. Payne a preguntarse si la exclusión no respondió tanto a principios democráticos como a prejuicios estructurales sobre lo “español”.

El Plan Marshall fue más que un programa económico: fue un instrumento estratégico para consolidar la hegemonía occidental frente a la amenaza soviética. La inclusión de países como Francia, Italia e incluso Alemania —a pesar de sus pasados autoritarios recientes— contrastó drásticamente con la exclusión de España.

El historiador D.A. Messenger, en Beyond War Crimes: US Policy in Franco’s Spain after WWII (2011), sostiene que la decisión de excluir a España respondió tanto a razones morales como a una necesidad simbólica de reafirmar un nuevo orden democrático, aunque esas mismas reglas no se aplicaron con igual severidad en otros contextos.

La hostilidad internacional no se limitó al terreno político o económico. Como señala Nathaniel Rosendorf en su estudio sobre propaganda y turismo (Franco Sells Spain to America, 2014), el régimen franquista tuvo que embarcarse en una campaña internacional de relaciones públicas para intentar mejorar su imagen en el mundo anglosajón. Esta necesidad de “vender” España como un destino amigable y moderno ilustra el grado de estigmatización heredado.

La retórica antifranquista fue también alimentada por exiliados republicanos y por medios de comunicación británicos y franceses, muchos de los cuales veían a España como un reducto del viejo fascismo europeo.

Varios académicos, como Sebastián Balfour y María Pilar Jáuregui, han reflexionado sobre cómo la Leyenda Negra evolucionó y se adaptó a los tiempos. En vez de denunciar la Inquisición o la Conquista de América, el discurso negativo se trasladó a la represión franquista, el atraso económico y la supuesta incapacidad española para alinearse con la modernidad europea.

La normalización llegó en 1953 con los Acuerdos de Madrid, mediante los cuales Estados Unidos accedió a proporcionar ayuda económica a cambio de bases militares estratégicas en suelo español. Pero para entonces, España había perdido los años clave de la reconstrucción europea y quedó al margen del proceso de integración inicial que dio origen a la actual Unión Europea.

Esta entrada tardía y condicionada alimentó aún más el sentimiento de agravio en sectores intelectuales españoles, que vieron cómo antiguos enemigos eran rehabilitados y su país seguía siendo percibido con recelo.


CATÁSTROFES EN ESPAÑA

  ¿FALLOS DE ÉPOCA O RESPONSABILIDAD POLÍTICA?   Hoy, un periódico de Alicante recuerda la explosión ocurrida en la armería   El Gato , en l...