domingo, 11 de mayo de 2025

FINLANDIA. EL PAIS MAS FELIZ



“Si algo te hace feliz, seguro que dura poco” — Finlandia y la paradoja de la felicidad estable"



Durante ocho años consecutivos, Finlandia ha encabezado el Informe Mundial de la Felicidad. ¿Por qué? La respuesta no está en el dinero, el clima o una fórmula secreta, sino en una serie de factores bien integrados que hacen de Finlandia un país donde la vida, aunque no perfecta, se vive con tranquilidad, confianza y equilibrio.

En Finlandia, la gente confía. Confía en sus instituciones, en sus vecinos y en que las reglas funcionan. Este tipo de cohesión social es difícil de medir, pero se siente. Los finlandeses creen que sus conciudadanos actuarán con responsabilidad. Por ejemplo, más del 90% considera que pagar impuestos no es solo un deber legal, sino un compromiso con el bien común.

Finlandia tiene un sistema público que responde. Sanidad, educación y seguridad social son accesibles, eficientes y universales. Esto le permite a la gente vivir con menos miedo. Cambiar de trabajo, estudiar algo nuevo, tener hijos o emprender no es una apuesta a todo o nada. Si algo sale mal, el sistema te sostiene.

La política finlandesa no es perfecta, pero es predecible, limpia y transparente. Hay poca corrupción, las decisiones se basan en evidencia, y el Estado no está capturado por intereses particulares.

A diferencia de muchas sociedades donde el éxito se mide en riqueza o estatus, en Finlandia se valora la vida sencilla. Tiempo libre, naturaleza, privacidad, equilibrio entre trabajo y descanso. No es una cultura de la euforia, sino de la serenidad.

El último informe de 2025 sitúa nuevamente a los países nórdicos entre los primeros lugares: Dinamarca, Islandia, Suecia… Todos comparten políticas de bienestar sólidas, cultura cívica fuerte y un compromiso serio con la equidad.

En cambio, países como Estados Unidos han descendido posiciones. A pesar de su riqueza, la polarización, el aislamiento social y la desconfianza en las instituciones están pasando factura.

La felicidad en Finlandia no es una fiesta eterna. Es más bien una sensación de que la vida tiene sentido, que hay seguridad, que los riesgos están controlados y que uno no está solo. Es una felicidad estructural, no emocional.

Finlandia muestra que la felicidad duradera no depende de climas tropicales ni de grandes fortunas. Se construye con instituciones confiables, servicios públicos sólidos, igualdad real y una cultura que valora lo simple.

lunes, 5 de mayo de 2025

ESPAÑOLES EN EL VATICANO. LOS PAPAS


Papas de la Iglesia Católica nacidos en España: Historia, poder y legado 

 En estos días en los que la Iglesia Católica se prepara para un nuevo cónclave tras el fallecimiento del Papa Francisco, el mundo vuelve la mirada hacia la historia del papado y la influencia que distintas naciones han ejercido en su evolución. España, con una arraigada tradición cristiana que se remonta a los primeros siglos de nuestra era, ha sido cuna de varias figuras decisivas para la historia eclesiástica. Aunque solo tres papas nacidos en lo que hoy es territorio español han sido reconocidos oficialmente, su huella ha sido profunda y duradera. 

 
San Dámaso I (366–384): el primer papa hispano 

Considerado el primer papa de origen hispano, Dámaso nació en Galicia en el siglo IV, aunque se trasladó a Roma siendo muy joven. Su pontificado se desarrolló en un contexto convulso, marcado por disputas internas dentro del cristianismo y la consolidación de la Iglesia como institución. Fue un ferviente defensor de la ortodoxia frente a las herejías arrianas y jugó un papel clave en definir la identidad del cristianismo occidental. Uno de sus mayores legados fue impulsar el uso del latín como lengua litúrgica de la Iglesia. Además, encargó a San Jerónimo la traducción de la Biblia al latín —la famosa Vulgata—, una obra que influiría durante siglos en el pensamiento y la espiritualidad cristiana. También fomentó la veneración de los mártires y promovió la construcción de basílicas sobre sus tumbas, sentando las bases de la tradición monumental cristiana en Roma. 

 Calixto III (1455–1458)

el papa cruzado Alfonso de Borja nació en Xàtiva (Valencia) en el siglo XV. Antes de ser elegido papa, fue un prestigioso jurista y diplomático al servicio de la Corona de Aragón. Su elección como pontífice marcó el inicio de la influencia de la familia Borja en Roma, una saga que dejaría una huella imborrable en la historia de la Iglesia. Calixto III es conocido por sus esfuerzos por organizar una cruzada contra el Imperio Otomano tras la caída de Constantinopla en 1453. Aunque no logró reunir la fuerza militar deseada, sí promovió fervientemente la causa de la cristiandad frente al avance islámico. También es recordado por rehabilitar la figura de Juana de Arco, injustamente condenada por herejía años antes. Durante su pontificado, favoreció la carrera eclesiástica de su sobrino Rodrigo, quien años después se convertiría en el papa Alejandro VI.  

Alejandro VI (1492–1503)

 poder, renacimiento y controversia Rodrigo de Borja, también nacido en Xàtiva, alcanzó el trono pontificio gracias a una combinación de astucia política y ambición familiar. Su papado ha sido uno de los más controvertidos de la historia de la Iglesia, pero también uno de los más influyentes. Gobernó en plena efervescencia del Renacimiento italiano y su corte fue centro de mecenazgo artístico y cultural, pero también de escándalos relacionados con el nepotismo, las intrigas y el poder secular de la Iglesia. Alejandro VI no dudó en utilizar su posición para asegurar el futuro de su familia: sus hijos César y Lucrecia Borgia se convirtieron en figuras icónicas —y polémicas— del poder renacentista. Uno de los actos más trascendentales de su papado fue la promulgación de la Bula Inter Caetera en 1493, documento que dividía el Nuevo Mundo entre España y Portugal y legitimaba la expansión de la monarquía española en América. Esta decisión tendría consecuencias históricas que aún resuenan. 

 
¿Y el Papa Luna? 

La figura de Benedicto XIII Pedro Martínez de Luna, conocido como el Papa Luna, nació en Illueca (Aragón) y fue una figura central durante el Cisma de Occidente, un periodo en que la Iglesia vivió una profunda crisis de autoridad con varios papas reclamando la legitimidad. Aunque fue elegido pontífice en Aviñón bajo el nombre de Benedicto XIII, la Iglesia no lo reconoce oficialmente como papa legítimo, clasificándolo como antipapa. Sin embargo, su figura ha perdurado en la memoria popular y académica. Famoso por su obstinación y erudición, el Papa Luna nunca renunció a su cargo y murió en el castillo de Peñíscola convencido de su legitimidad. Hoy, su historia sigue inspirando literatura, teatro y debate histórico. 

Los Borja (Borgia): una familia entre el cielo y el poder 

La familia Borja representa como pocas el cruce entre espiritualidad y poder político en la Europa del Renacimiento. De origen aragonés, los Borja conquistaron Roma y marcaron una era de esplendor y escándalo. Además de los papas Calixto III y Alejandro VI, destacaron figuras como César Borgia, militar y estratega temido incluso por Maquiavelo, y Lucrecia Borgia, noble culta y mecenas de las artes. A pesar de la mala fama que ha acompañado a la familia —alimentada por sus enemigos y por siglos de crónicas—, su influencia fue clave en la transformación de la Iglesia y en el desarrollo cultural de la época. 

Un legado hispano en la historia del papado España ha tenido un papel destacado, aunque limitado numéricamente, en la historia del papado. San Dámaso I, Calixto III y Alejandro VI son los tres papas nacidos en territorio español que forman parte de la lista oficial de la Iglesia Católica. A ellos se suma, de manera oficiosa, el Papa Luna, cuya figura sigue generando fascinación. Este legado hispano en la cúpula de la Iglesia nos recuerda que el cristianismo no solo ha sido una cuestión de fe, sino también de cultura, política y poder. Y que, en más de una ocasión, la historia del papado ha tenido sabor español.

sábado, 3 de mayo de 2025

NO TODO LO QUE PIENSAS VA A SUCEDER

La solución de un problema crea automáticamente nuevos problemas.


Coincido sin ser experto con la mirada del neurocientífico que inspira estas líneas. La mayoría de los pensamientos que anticipan problemas no se cumplen y, sin embargo, les damos crédito. En ocasiones he visto en personas a mi alrededor esto. No se trata de negar emociones ni de imponer optimismo, sino de aprender a mirar con más distancia, de observar sin reaccionar. Lo que propone no es silenciar la mente, sino ponerla en su sitio. Y eso, hoy más que nunca, es esencial.

Vivimos acompañados, casi sin darnos cuenta, por un flujo constante de pensamientos que anticipan desgracias. Imaginamos conflictos, pérdidas, enfermedades, fracasos. La mente, en su intento de protegernos, se adelanta con hipótesis y escenarios que rara vez llegan a hacerse realidad. Pero aunque no sucedan, su peso emocional es real. Para determinadas personas es angustioso. Nos preocupamos, nos tensamos, sufrimos por adelantado. Y lo más paradójico es que la mayoría de esos pensamientos nunca se cumplirán.

Frente a esta evidencia, un enfoque propuesto desde la neurociencia resulta especialmente lúcido. No se trata de imponer silencio mental ni de repetir mantras de optimismo forzado. Tampoco de negar lo que sentimos. Nadie esta libre de un pensamiento inicial negativo. El objetivo no es fingir que todo está bien, sino mirar con más claridad lo que nos pasa por dentro. Observar nuestros pensamientos sin creer en todos ellos. Tener una idea no la convierte en verdad. No todo lo que aparece en la mente es una señal de alarma que debamos obedecer y aceptar.

El problema no es que pensemos —eso es inevitable—, sino que reaccionamos como si cada pensamiento negativo fuese una advertencia certera, una amenaza que debemos atender. Así, lo ficticio toma cuerpo y se convierte en sufrimiento. Lo que propone este enfoque es simple pero poderoso: cultivar una mirada más crítica hacia lo que pensamos, sin negar ni reprimir, pero sin entregarnos sin filtro a la narrativa mental.

En tiempos de incertidumbre, esta práctica puede actuar como un pequeño salvavidas. Nos recuerda que, aunque no podamos evitar que ciertos pensamientos aparezcan, sí podemos elegir cuánto poder les damos. Debemos observar sin reaccionar de inmediato, sentir sin dramatizar, respirar antes de interpretar. No se trata de eliminar pensamientos incómodos ni emociones intensas. Se trata de dejar de obedecerlos como si fueran órdenes, de poner una distancia mínima, la justa para poder decidir. Porque hay una  diferencia esencial entre tener un pensamiento y vivir según él.

Este proceso requiere de atención, conciencia y práctica. Es imperativo aprender a identificar cuándo nos encontramos inmersos en una ficción mental y concedernos la autorización para liberarnos de dicha ilusión, no como una estrategia para evadirse, sino como un método para vivir con mayor lucidez. En un contexto caracterizado por la prevalencia de la ansiedad, este mensaje no se trata de un mero eslogan de autoayuda. Se trata de una invitación a ejercitar una forma distinta de inteligencia, mediante la cual se invita a no creer ciegamente en todo lo que se piensa.

martes, 29 de abril de 2025

CULTURA MINOICA

"Agradece cada día, es la forma más sencilla de ser feliz"


Viendo una revista de National Geographic me enteré que durante milenios, esta isla de Creta ha sido considerada una de las cunas de la civilización europea. En este enclave del mar Egeo surgió la cultura minoica, una sociedad de la Edad del Bronce que destacó por su complejidad y refinamiento. Mucho antes que las polis griegas, los minoicos ya habían construido palacios, desarrollado una economía avanzada, establecido jerarquías sociales claras, organizado instituciones políticas y creado su propio sistema de escritura: el Lineal A.

Leí que Minos no era solo un rey, sino una figura casi mítica: el primer gran legislador de Europa. Según la tradición, era hijo de Zeus y Europa, y gobernaba desde el palacio de Cnosos, donde imponía leyes inspiradas por los dioses. También protagoniza el mito del Minotauro y el Laberinto, que podría ser un reflejo simbólico de la compleja arquitectura minoica.

Su declive empieza hacia 1700 a.C., en el que un gran terremoto destruyó parcialmente varios centros palaciegos, incluido Cnosos. Sin embargo, la civilización minoica se reconstruyó con aún más esplendor y vivió un periodo de expansión marítima. Siglos después, otro evento pondría fin a esta era.

Una de las teorías más conocidas sobre su colapso fue propuesta por el arqueólogo griego Spyridon Marinatos en 1939. Según él, la erupción del volcán en la isla de Thera (hoy Santorini) provocó tsunamis y cambios climáticos que afectaron a Creta y debilitaron su estructura social y económica. La destrucción causada por esta erupción ha sido relacionada con el mito de la Atlántida descrito por Platón siglos después. Aunque no existe consenso, muchos ven en el destino de Creta un eco de ese relato.

En el articulo se menciona que en estudios recientes, basados en datación por carbono-14, sitúan la erupción entre 1627 y 1600 a.C., décadas antes de la destrucción final de los palacios minoicos. Esto sugiere que la erupción fue devastadora, pero no causó el colapso inmediato. Esta hipótesis abre la puerta a otras explicaciones.

Una alternativa sería la llegada de los micénicos, un pueblo guerrero de la Grecia continental. Hacia 1450 a.C., tomaron el control de los palacios minoicos. Por lo tanto no solo fue una conquista militar: los micénicos adoptaron muchos elementos de la cultura minoica, incluida su escritura, adaptada luego al Lineal B.

La descripción de Creta como una isla “con noventa ciudades”, habitada por pueblos diversos y culturalmente ricos se debe a Homero siglo despues. Aunque la civilización minoica desapareció, su huella permaneció viva en la memoria griega. Aunque no conozco esta isla, su legado sigue fascinando a arqueólogos, historiadores y visitantes que recorren las ruinas de Cnosos y descubren el esplendor de una civilización que fue, durante siglos, el corazón del mundo egeo. A mi personalmente me ha impresionado conocer esto que comento.

viernes, 25 de abril de 2025

CARTAGO NO ERA FENICIA


La vida es más ligera cuando dejas espacio para lo que realmente interesa



Cartago no era fenicia (al menos no en sangre)

Hoy he leído un artículo en El País que me ha sorprendido. Trata sobre un descubrimiento que no solo cambia lo que sabíamos de Cartago, sino también cómo entendemos la identidad cultural en la historia. Un estudio genético masivo desmonta una de las ideas más repetidas sobre los fenicios y su expansión por el Mediterráneo: que los cartagineses eran sus descendientes directos.

El análisis se basa en el ADN de más de 200 cadáveres de hace unos 2.500 años, recuperados de cementerios púnicos en Cádiz, Almería, Ibiza, Cerdeña y Túnez. ¿El resultado? Los habitantes de estas colonias no tenían vínculos genéticos con los fenicios originales de Oriente Próximo, como los de Tiro o Sidón. En cambio, eran una mezcla de poblaciones locales, norteafricanas, sicilianas y griegas.

El estudio, publicado en la revista científica Nature por un equipo internacional de 70 investigadores, revela incluso casos sorprendentes como el de una comunidad griega viviendo en una ciudad púnica en Almería, o dos primos enterrados a más de 200 km de distancia, uno en Sicilia y otro en Cartago.

Y sin embargo, seguían hablando su lengua, practicando sus rituales y comerciando como fenicios. Eso es lo más importante del hallazgo: demuestra que lo que se expandió por el Mediterráneo no fue una población, sino una cultura. Lo que hubo fue una adopción, no una invasión. Un ejemplo temprano —y con bastante éxito— de globalización cultural. En lugar de asumir que una civilización requiere continuidad biológica, esta evidencia genética nos recuerda que la cultura se transmite, se transforma, y se mezcla. Cartago, en ese sentido, fue un puente cultural más que una colonia pura.

La historia no se escribe solo con batallas y ruinas. El ADN, con huesos y con silencios cambia la historia en ocasiones.

Referencia

Artículo completo en El País: Más de 200 cadáveres desvelan que los cartagineses no eran fenicios

CATÁSTROFES EN ESPAÑA

  ¿FALLOS DE ÉPOCA O RESPONSABILIDAD POLÍTICA?   Hoy, un periódico de Alicante recuerda la explosión ocurrida en la armería   El Gato , en l...