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martes, 15 de abril de 2025

TURING Y LAS CEBRAS

“Donde otros veían límites, Turing vio algoritmos.”


Esto es un resumen de lo que estuve leyendo en el articulo cuyo enlace se encuentra al final. Habla de Turing y uno de sus descubrimientos.


Alan Turing, conocido por descifrar códigos nazis y por sentar las bases de la informática, también se preguntó por qué existen esos patrones. En 1952 escribió su último artículo, “La base química de la morfogénesis”, donde propuso una idea simple: las formas en la naturaleza podrían explicarse con ecuaciones.

A simple vista, la naturaleza parece un caos: rayas, manchas, espirales. Pero detrás de esa apariencia hay un orden. Invisible, sí. Real, también. Las rayas de una cebra o las espirales de un girasol no son casualidad: son matemáticas. Pensaba que, desde las primeras etapas del desarrollo, ciertas sustancias químicas —a las que llamó morfógenos— se mueven y reaccionan dentro de los organismos. Algunas activan procesos, otras los inhiben. Esa interacción genera patrones repetidos en distintas partes del cuerpo. El modelo, conocido como reacción-difusión o mecanismo de Turing, explicaba cómo surgen manchas, rayas y espirales.

Él no tenía acceso a cebras ni a laboratorios sofisticados, pero sí observaba flores. Se fijó especialmente en margaritas y girasoles. Descubrió que muchas flores tienen un número de pétalos que coincide con la secuencia de Fibonacci: 1, 2, 3, 5, 8, 13… También vio que esa misma secuencia aparecía en la disposición de las hojas, semillas y ramas.

Usando las primeras computadoras,  simuló patrones similares a los que se ven en la piel de algunos animales. No trabajaba con microscopios ni con técnicas avanzadas. Solo con matemáticas e intuición.

Durante años, su propuesta fue ignorada. La biología no tenía en ese momento herramientas para confirmar sus ideas. Pero en los años 80, con mejores tecnologías, empezaron a aparecer pruebas. Hoy, su modelo explica cómo se forman los dedos, cómo crecen las conchas marinas y cómo se organizan ciertos patrones urbanos. También ha influido en campos como el diseño, la tecnología y la ingeniería.

Particularmente 
Turing estaba interesado en los girasoles. Quería demostrar que también seguían las reglas matemáticas que había propuesto. No vivió para verlo. Más de 60 años después, un experimento internacional lo confirmó: los girasoles siguen los patrones que él había predicho.

Alan Turing no solo ayudó a ganar una guerra y fundó la computación moderna. También fue uno de los primeros en demostrar que la belleza de la naturaleza tiene lógica, que detrás de lo que parece azar hay matemáticas.

Fuente: BBC Mundo