viernes, 29 de agosto de 2025

VIAJE INTERESTELAR

 






He quedado sorprendido con esta noticia de National Geographic: hay un proyecto en marcha que promete un viaje interestelar durante 400 años, algo realmente fascinante.

Informe: Proyecto Chrysalis, viaje interestelar a Alfa Centauri

Origen

El proyecto Chrysalis surge del Proyecto Hyperion impulsado por i4is (Institute for Interstellar Studies), organización sin fines de lucro con sede en Reino Unido. Iniciado en 2012, busca diseñar una nave interestelar capaz de transportar a seres humanos hacia Alfa Centauri, a 4 años luz de distancia, mediante un viaje de aproximadamente 400 años.

Medidas preventivas

Se contemplan adaptaciones psicológicas, aislamiento previo en la Antártida para seleccionar y preparar a los tripulantes, control de natalidad estricto, y la creación de ecosistemas cerrados, bio-regenerativos, capaces de producir alimento, oxígeno y purificar agua durante todo el viaje.

Acciones

Las acciones previstas incluyen:

  • Selección de 500 tripulantes (250 hombres y 250 mujeres) entre 25 y 28 años.
  • Construcción de la nave de 58 km de longitud en el punto L1 Tierra-Luna.
  • Viaje de despegue y aceleración hasta velocidad crucero.
  • Vida comunitaria organizada en anillos concéntricos con viviendas, cultivos y ecosistemas artificiales.
  • Uso de robots para tareas agrícolas y mantenimiento de los sistemas vitales.

Recursos

El proyecto utiliza:

  • Recursos minerales lunares para la construcción de la nave.
  • Sistemas de circuito cerrado para la producción de alimento, oxígeno y reciclaje de residuos.
  • Espacios comunitarios y Cosmos Dome para mantener la cohesión social y el contacto visual con el cosmos.
  • Equipo interdisciplinario de arquitectos, científicos, astrofísicos, ingenieros ambientales y psicólogos.

Resultado esperado

Se espera que, tras 400 años de viaje, la decimotercera generación llegue a Alfa Centauri, habiendo mantenido la población, la infraestructura y la cohesión social necesarias. El proyecto busca no solo un logro técnico sino también un experimento social y psicológico sin precedentes.



domingo, 24 de agosto de 2025

ORDENES MILITARES

 






Órdenes militares y arte románico

 


El legado románico no solo habla de estética; también narra la memoria histórica de un tiempo en el que fe, poder y guerra se entrelazaron. 


Órdenes militares y arte románico: fe, guerra y poder en la Península Ibérica

El legado románico en España no se limita a la estética; refleja también la memoria de un periodo en el que la fe y la violencia se entrelazaron de manera profunda. Hoy, al recorrer iglesias, monasterios y castillos, podemos leer la historia de las órdenes militares, cuya influencia dejó huella en Castilla, León, La Mancha y más allá. Palencia, Frómista, Zamora o el castillo de Calatrava la Nueva conservan ese diálogo entre espiritualidad y poder militar que marcó la Edad Media.

La iglesia militante: cruz y espada

Entre los siglos XI y XIII, Europa vivió una síntesis inédita: la fe y la guerra coexistiendo en la misma misión. La fundación de la Orden del Temple en 1120, autorizada por el papa Inocencio II, consolidó la figura del fraile-caballero. Ya no se trataba solo de oración y contemplación: estos religiosos armados defendían territorios, protegían peregrinos y participaban en batallas, cumpliendo votos de obediencia, pobreza y castidad. La disciplina era estricta y la vida diaria, exigente; errores o pecados graves se castigaban con cadenas, prisión o expulsión.

Órdenes peninsulares: la Reconquista como misión

En la Península Ibérica, surgieron órdenes adaptadas a la Reconquista: Calatrava, Santiago, Montesa, Alcántara y Avis. Su objetivo era claro: frenar al islam y consolidar los territorios conquistados. La participación de estas milicias fue decisiva en batallas como Alarcos (1195) y Navas de Tolosa (1212), así como en la victoria del Salado (1340). La organización requería nobles de al menos 17 años que combinaran entrenamiento militar y devoción religiosa; su rutina diaria incluía rezos intensivos y tareas comunitarias.

Aunque predominaban los hombres, también hubo fundaciones femeninas, conocidas como freilas. Estas religiosas apoyaban la misión espiritual y organizativa de las órdenes, gestionando conventos y tierras, y contribuyendo a la economía local a través de la agricultura y la ganadería. Ejemplos como el monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia) muestran la relevancia social y religiosa de estas comunidades.

El arte románico como testigo de poder

El vínculo entre las órdenes militares y el arte románico es evidente: muchas iglesias y monasterios fueron encargos de estas milicias. En Segovia, la iglesia de la Vera Cruz refleja la influencia templaria con su planta centralizada inspirada en Jerusalén. En Soria, el monasterio de San Juan de Duero destaca por su claustro único, y en Zamora, la iglesia de la Magdalena impresiona por tamaño y ornamentación. En Aragón, Sijena y en Galicia, iglesias fortificadas como San Nicolás en Portomarín son ejemplos de control territorial y devoción.

Además, los castillos muestran la dimensión militar y administrativa de estas órdenes. Fortalezas como Calatrava la Nueva o el castillo de la Estrella combinaban iglesia, dependencias comunitarias, almacenes y caballerizas. Muchos de estos edificios se construyeron con la colaboración de alarifes mudéjares, integrando influencias arquitectónicas locales y musulmanas.

Memoria histórica y legado actual

Con el tiempo, las órdenes militares perdieron su función guerrera. Algunas se convirtieron en instituciones honoríficas, otras desaparecieron. Sin embargo, su huella permanece en el arte románico, los castillos y la cultura popular. La cruz de Santiago, representada como espada roja, sigue visible, recordándonos que en la Edad Media la cruz y la espada eran inseparables. Hoy, estos lugares no solo son patrimonio artístico y turístico, sino también testigos de una memoria histórica compleja, donde fe, poder y guerra se entrelazan en cada piedra.

martes, 19 de agosto de 2025

JUSTICIA HISTORICA





La justicia histórica no se alcanza solo construyendo monumentos a los bombardeos más conocidos, sino reconociendo también a las ciudades y pueblos que sufrieron en silencio. La memoria histórica parcial aplicada tras la Transición ha relegado estas tragedias, dejando invisibles a miles de víctimas.


BOMBARDEOS OLVIDADOS. BELCHITE, CABRA Y CÓRDOBA 

La memoria histórica de la Guerra Civil Española suele centrarse en Gernica o Madrid, pero otros ataques aéreos, igual de devastadores, permanecen en el olvido. Belchite, Cabra y Córdoba sufrieron bombardeos que dejaron cientos o miles de víctimas civiles, sin que sus historias hayan alcanzado reconocimiento público comparable.

Belchite: un pueblo congelado

Antes de la guerra, Belchite era un pueblo próspero de unos 4.000 habitantes. En 1937, durante catorce días de asedio republicano, murieron entre 4.000 y 5.000 personas entre militares y civiles. La lucha casa por casa, la artillería y los bombardeos marcaron una experiencia extrema. Tras la guerra, Franco ordenó construir un nuevo Belchite junto al viejo, usando presos republicanos, dejando el Pueblo Viejo como símbolo propagandístico. Hoy solo queda en pie el 15 % del trazado original y, aunque es visitado por turistas y usado en cine, la memoria completa de víctimas  sigue sin transmitirse.


Cabra: víctimas de un error o ataque planeado

El 7 de noviembre de 1938, tres bombarderos republicanos lanzaron casi 1.800 kg de bombas sobre Cabra, en manos franquistas. El objetivo pudo ser un campamento italiano inexistente, confundido con toldos del mercado. Las bombas cayeron sobre plazas, comercios y un campo de prisioneros, matando a 109 personas y dejando más de 200 heridas, casi todos civiles. La propaganda franquista destacó la “barbarie roja”, pero la tragedia quedó relegada en la memoria colectiva. Hallazgos de bombas sin explotar en 2006 y 2023 recuerdan la dimensión del ataque.


Córdoba: la capital más bombardeada de Andalucía

Entre 1936 y 1938, Córdoba sufrió 46 bombardeos de la aviación republicana. Sin refugios oficiales, la población improvisaba defensas en plazas, molinos y soportales. Los ataques afectaron hospitales, iglesias y residencias. Se estima que murieron unas 250 personas, la mayoría civiles, muchas enterradas en fosas comunes junto a fusilados por la represión franquista. El 7 de noviembre de 1938, el mismo día que Cabra, tres “Katiuska” lanzaron cerca de dos toneladas de bombas, causando 108 muertos.


Memoria y olvido

Belchite conserva un relato parcial, Cabra y Córdoba carecen de memoriales significativos. Los tres casos muestran que la violencia aérea no fue patrimonio exclusivo de un bando y que los civiles pagaron un alto precio en todos los frentes. Reconocer estas tragedias no busca simplificar responsabilidades, sino dar a las víctimas el mismo respeto y memoria que a las más conocidas, aunque estuvieran bajo control del bando sublevado..

 

martes, 12 de agosto de 2025

BERLANGA Y VIZCAINO CASAS. DOS VALENCIANOS



Berlanga y Vizcaíno Casas: dos valencianos

Luis García Berlanga y Fernando Vizcaíno Casas, ambos valencianos, retrataron la España de la posguerra desde posturas ideológicas opuestas, pero con herramientas similares: crítica, ironía y humor. Berlanga, desde una mirada progresista en el cine; Vizcaíno Casas, desde la literatura con una visión conservadora. Sus diagnósticos coincidían: España es un país de contradicciones, donde el poder y las costumbres sobreviven a cualquier cambio de régimen.

Ninguno se dejó arrastrar por la solemnidad; usaron el humor como forma de señalar fallos colectivos y ofrecer un retrato reconocible de la sociedad. En conjunto, sus obras proporcionan una apreciación complementaria y exhaustiva de la España de la posguerra y la Transición, presentando dos enfoques diferenciados sobre una misma realidad que resultan fundamentales para su comprensión.

Coincidencias

En lo que coincidían, destaca su visión crítica de la sociedad española. Los dos expusieron hipocresías, absurdos y contradicciones: Berlanga a través de películas con guiones llenos de diálogos cruzados y situaciones absurdas; Vizcaíno Casas con novelas, obras de teatro y guiones cargados de ironía. El humor fue su arma. Prefirieron la sátira y la caricatura al enfrentamiento directo, utilizando personajes corrientes —funcionarios, políticos, vecinos, aristócratas— para mostrar cómo el sistema social se sostenía a pesar de sus disfunciones. Supieron retratar el cambio político del franquismo a la democracia y captar cómo las élites y las costumbres se adaptaban, o no, a los nuevos tiempos. Ambos generaron controversias: Berlanga fue cuestionado por sectores conservadores y por la censura, mientras que Vizcaíno Casas suscitó críticas entre grupos progresistas y quienes defendían el relato oficial de la Transición.

Diferencias

Las diferencias eran profundas. Berlanga se movía en una órbita más cercana a la izquierda liberal, con simpatía por causas sociales y un enfoque crítico hacia el franquismo. Vizcaíno Casas se situaba en el conservadurismo, reivindicando aspectos del régimen y cuestionando la democracia naciente, defendiendo que la memoria también debía incluir a los “vencidos” ideológicos. Las intenciones de su crítica también divergían: Berlanga buscaba desmontar la retórica oficial y mostrar la vulnerabilidad humana que se escondía tras las instituciones, a menudo con un enfoque universal; Vizcaíno Casas ofrecía una contraversión al discurso dominante, planteando que la Transición no debía ser vista como un relato único.

Su lenguaje y formato eran distintos: Berlanga construía historias visuales con planos secuencia, diálogos superpuestos y escenas caóticas que obligaban al espectador a interpretar; Vizcaíno Casas utilizaba una narración directa, irónica y más explícita, que no dejaba espacio para ambigüedades. También difirieron en la relación con la censura. Berlanga desarrolló gran parte de su carrera bajo el franquismo, sorteando la censura con metáforas y simbolismos. Vizcaíno Casas publicó en democracia y gozó de libertad para expresarse sin filtros. En cuanto al legado, Berlanga es hoy una figura institucionalizada, estudiada y homenajeada; Vizcaíno Casas ha quedado en un segundo plano, con menor presencia en ámbitos académicos y mediáticos, en parte por la incomodidad política que todavía genera su obra.

OTRA LITERATURA · BERLANGA
A ambos autores les he dedicado espacio en dos de mis blogs: puedes leer más en mi entrada sobre Berlanga y en mi entrada sobre Fernando Vizcaíno Casas.

CORPORACIONES Y PODER EN EL SIGLO XXI

 




La peor forma de injusticia es la justicia simulada



Del Petróleo a los Chips: Poder Corporativo y Riesgos para la Democracia


La idea para este análisis surgió tras ver Deep State (2018–2019), serie centrada en cómo las corporaciones influyen en guerras y decisiones políticas. Lo que parecía ficción hoy es un riesgo tangible: los conflictos modernos ya no responden solo a ideologías, sino a intereses económicos, control de recursos y contratos estratégicos.

En el siglo XXI, el poder no se mide por fronteras, sino por el dominio de la tecnología, los datos y las cadenas de suministro críticas. Las multinacionales han dejado de ser actores exclusivamente económicos para convertirse en centros de influencia política, económica y militar. Surge una pregunta clave: ¿puede la democracia sostenerse cuando grandes empresas marcan, de forma directa o indirecta, la agenda internacional?

Ejes del poder corporativo contemporáneo

  • Captura política y normativa: el lobby y las puertas giratorias colocan a directivos en puestos clave de gobierno o a políticos en grandes corporaciones (p. ej., el paso de altos ejecutivos del sector energético a carteras de Estado).

  • Privatización de la seguridad: compañías militares privadas operan como ejércitos subcontratados, mientras las big tech controlan infraestructuras digitales críticas.

  • Control tecnológico: gigantes como Google, Amazon, Meta, Apple o Huawei no solo dominan mercados; también moldean narrativas, influyen en elecciones y gestionan datos estratégicos.

Riesgos principales

  • Dependencia tecnológica: Europa carece de soberanía digital plena y depende de proveedores externos en nube, IA y semiconductores.

  • Erosión democrática: algoritmos opacos moldean la opinión pública, amplifican la polarización y facilitan la microsegmentación política.

  • Conflictos inducidos: de Irak (2003) a las guerras por litio y coltán, pasando por la pugna por los semiconductores y los estándares 5G/IA.

Hacia una alianza Estado–corporación

En EE. UU., Silicon Valley actúa como socio estratégico del gobierno. En China, la integración entre Estado y empresas es prácticamente total. El futuro perfila dos escenarios:

  • Optimista: regulación internacional efectiva que limita abusos, garantiza transparencia, protege datos y evita posiciones dominantes en tecnologías críticas.

  • Pesimista: un neo-feudalismo digital, donde gobiernos y ciudadanos dependan de corporaciones para acceder a recursos, datos y tecnología.

Lo que parecía argumento de ficción es ya un riesgo real. Si en el pasado las guerras fueron por territorios, las del futuro se librarán por datos, estándares tecnológicos y control de la innovación. Regular el poder corporativo y reforzar la soberanía tecnológica ya no es una opción: es una urgencia para preservar la democracia.

La geopolítica del siglo XXI se decide en fábricas de chips, centros de datos y cables submarinos, no solo en cancillerías.

Etiquetas: poder corporativo, democracia, big tech, geopolítica tecnológica, soberanía digital, lobby, seguridad privada, semiconductores, datos y algoritmos

domingo, 10 de agosto de 2025

PEDRO CIEZA DE LEON

 







 El cronista que quiso entender Perú.


Pedro Cieza de León no fue un conquistador de renombre ni un político poderoso, pero su legado como cronista perdura más que el de muchos que empuñaron la espada. Su obra Crónica del Perú sigue siendo clave para comprender tanto la conquista como la complejidad de los pueblos andinos.

Primeros años y llegada a América

Nació en Llerena (Badajoz) hacia 1518 y cruzó el Atlántico a los trece años rumbo a las Indias. Se asentó primero en la Nueva Granada, donde participó en expediciones con figuras como Jorge Robledo y Sebastián de Benalcázar. En esa época se hacía llamar Pedro de León. Más tarde, en medio del caos de las guerras civiles entre conquistadores, llegó al Perú, donde Gonzalo Pizarro se había sublevado y Pedro de la Gasca buscaba restaurar el orden en nombre de la Corona. Cieza se unió a su ejército en Jauja en 1547.

De la guerra a la crónica

Con la guerra concluida y acceso privilegiado a documentos y testimonios, Cieza decidió escribir algo distinto: no solo historia de batallas, sino historia del Perú. Viajó por el altiplano, recorrió Charcas, conversó con indígenas y españoles, y recopiló información detallada. Entre 1550 y 1551 regresó a España, se estableció en Sevilla y murió poco después, en 1554, con apenas 36 años. Para entonces ya había completado seis volúmenes de su obra monumental; solo el primero fue publicado en vida.

Estilo y visión crítica

Cieza destacó por escribir con la pluma en lugar de la espada. El historiador Marcos Jiménez de la Espada lo llamó el “Príncipe de los cronistas”. Su estilo era sobrio y preciso, sin la grandilocuencia de otros cronistas de la época. Aunque participó en los hechos, mantuvo distancia crítica. Algunos lo tacharon de “almagrista”, pero su enfoque se centraba en analizar los abusos de todos los bandos.

¿Fue cronista oficial de la Corona? Tal vez, pero no hay pruebas concluyentes. Sí se sabe que tuvo acceso a archivos coloniales y cartas de recomendación, y que generó enemigos. Años después, Pedro Pizarro lo acusó de aceptar sobornos para favorecer ciertos personajes en sus relatos, algo habitual en una época en que la historia se convirtió en un campo de batalla.

Legado y relevancia

Más allá de disputas, lo importante es su legado. Cieza no solo narró batallas: describió paisajes, culturas, rituales, mitos y formas de vida con respeto y curiosidad. No veía a los pueblos originarios como simples “vencidos”, sino como sociedades complejas que merecían ser comprendidas.

Crónica del Perú no es solo historia; es etnografía, geografía y cultura. Su valor radica en las fuentes, en la mirada equilibrada y en la honestidad con que fue escrita. A medio milenio de su muerte, Pedro Cieza de León sigue siendo uno de los grandes cronistas de América.


sábado, 9 de agosto de 2025

BATALLA DE PAVIA 1525

 

Batalla de Pavia


A veces recordar duele más que vivir


 La victoria española que cambió Europa


La historia no solo se cuenta. También se disputa. Y la Batalla de Pavía es un ejemplo claro. Mientras algunos textos recientes, incluso académicos, insisten en minimizar el papel de España en uno de los momentos clave del siglo XVI, lo cierto es que el 24 de febrero de 1525, España no solo ganó una batalla: cambió el rumbo de Europa.

Ese día, en las afueras de la ciudad italiana de Pavía, se enfrentaron dos mundos. Por un lado, el ejército francés, liderado por el rey Francisco I, que buscaba apoderarse del Ducado de Milán. Por otro, las fuerzas imperiales, integradas por soldados españoles, alemanes e italianos, bajo el mando de Fernando de Ávalos, Carlos de Lannoy y Antonio de Leyva, defendían una plaza sitiada y al borde del colapso.

La superioridad numérica francesa no bastó. La clave fue la infantería imperial, especialmente los arcabuceros españoles, que desde posiciones cubiertas arrasaron a la caballería francesa. Fue una lección táctica: por primera vez, la pólvora y la disciplina se impusieron sobre la nobleza y la carga frontal. El propio Francisco I fue capturado por tres soldados españoles. En una carta a su madre escribió: “Todo está perdido, salvo el honor.”

Pavía no fue solo una victoria militar. Fue el inicio de la guerra moderna. Allí nació el modelo que luego perfeccionarían los Tercios: infantería profesional, armas de fuego, coordinación con piqueros y maniobras de cerco. Las viejas glorias de la caballería pesada se convirtieron en un anacronismo.

Pero hay algo más que historia en juego. A cinco siglos de aquella jornada, aún persiste el eco de la Leyenda Negra. El relato que reduce a España a una potencia bruta, cruel o secundaria. En realidad, España escribió capítulos decisivos de la historia europea, y Pavía es uno de ellos.

Minimizar esa victoria no es solo una omisión. Es una forma sutil de reescribir el pasado. Por eso importa recordarla: no como una nostalgia vacía, sino como un hecho concreto que cambió el equilibrio de poder en Europa, consolidó la hegemonía española en Italia y marcó el inicio de una nueva era militar.
Pavía fue más que una batalla. Fue el aviso de que el mundo estaba cambiando. 

España, guste o no, fue quien dio el primer golpe.