domingo, 23 de noviembre de 2025

OPOSICIONES ADMINISTRACION JUSTICIA

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Etiquetas sugeridas:
oposiciones justicia · gestión procesal · tramitación procesal · auxilio judicial · academia online · Gestramaux Oposiciones

martes, 12 de agosto de 2025

BERLANGA Y VIZCAINO CASAS. DOS VALENCIANOS



Berlanga y Vizcaíno Casas: dos valencianos

Luis García Berlanga y Fernando Vizcaíno Casas, ambos valencianos, retrataron la España de la posguerra desde posturas ideológicas opuestas, pero con herramientas similares: crítica, ironía y humor. Berlanga, desde una mirada progresista en el cine; Vizcaíno Casas, desde la literatura con una visión conservadora. Sus diagnósticos coincidían: España es un país de contradicciones, donde el poder y las costumbres sobreviven a cualquier cambio de régimen.

Ninguno se dejó arrastrar por la solemnidad; usaron el humor como forma de señalar fallos colectivos y ofrecer un retrato reconocible de la sociedad. En conjunto, sus obras proporcionan una apreciación complementaria y exhaustiva de la España de la posguerra y la Transición, presentando dos enfoques diferenciados sobre una misma realidad que resultan fundamentales para su comprensión.

Coincidencias

En lo que coincidían, destaca su visión crítica de la sociedad española. Los dos expusieron hipocresías, absurdos y contradicciones: Berlanga a través de películas con guiones llenos de diálogos cruzados y situaciones absurdas; Vizcaíno Casas con novelas, obras de teatro y guiones cargados de ironía. El humor fue su arma. Prefirieron la sátira y la caricatura al enfrentamiento directo, utilizando personajes corrientes —funcionarios, políticos, vecinos, aristócratas— para mostrar cómo el sistema social se sostenía a pesar de sus disfunciones. Supieron retratar el cambio político del franquismo a la democracia y captar cómo las élites y las costumbres se adaptaban, o no, a los nuevos tiempos. Ambos generaron controversias: Berlanga fue cuestionado por sectores conservadores y por la censura, mientras que Vizcaíno Casas suscitó críticas entre grupos progresistas y quienes defendían el relato oficial de la Transición.

Diferencias

Las diferencias eran profundas. Berlanga se movía en una órbita más cercana a la izquierda liberal, con simpatía por causas sociales y un enfoque crítico hacia el franquismo. Vizcaíno Casas se situaba en el conservadurismo, reivindicando aspectos del régimen y cuestionando la democracia naciente, defendiendo que la memoria también debía incluir a los “vencidos” ideológicos. Las intenciones de su crítica también divergían: Berlanga buscaba desmontar la retórica oficial y mostrar la vulnerabilidad humana que se escondía tras las instituciones, a menudo con un enfoque universal; Vizcaíno Casas ofrecía una contraversión al discurso dominante, planteando que la Transición no debía ser vista como un relato único.

Su lenguaje y formato eran distintos: Berlanga construía historias visuales con planos secuencia, diálogos superpuestos y escenas caóticas que obligaban al espectador a interpretar; Vizcaíno Casas utilizaba una narración directa, irónica y más explícita, que no dejaba espacio para ambigüedades. También difirieron en la relación con la censura. Berlanga desarrolló gran parte de su carrera bajo el franquismo, sorteando la censura con metáforas y simbolismos. Vizcaíno Casas publicó en democracia y gozó de libertad para expresarse sin filtros. En cuanto al legado, Berlanga es hoy una figura institucionalizada, estudiada y homenajeada; Vizcaíno Casas ha quedado en un segundo plano, con menor presencia en ámbitos académicos y mediáticos, en parte por la incomodidad política que todavía genera su obra.

OTRA LITERATURA · BERLANGA
A ambos autores les he dedicado espacio en dos de mis blogs: puedes leer más en mi entrada sobre Berlanga y en mi entrada sobre Fernando Vizcaíno Casas.

sábado, 26 de julio de 2025

ANTONIO SERVER

 





El Médico que nunca dejó de Ayudar

Conocí a Antonio Server en 2007, cuando regresé a Alicante como Comisario Jefe Provincial. Pronto me hablaron de sus cualidades, no solo como profesional, sino como persona. Bastaron pocas conversaciones para darme cuenta de su preocupación sincera por la salud de los policías alicantinos y de sus familias. Siempre encontraba la forma de ayudar a quien lo necesitaba, gestionando lo imposible para que nadie quedara desatendido.

Su compromiso no era algo reciente: llevaba años haciéndolo sin esperar nada a cambio. Esa entrega desinteresada me llevó a proponerlo para la Orden del Mérito Policial, reconocimiento que recibió con la humildad que siempre lo ha caracterizado. Antonio no buscaba medallas, buscaba soluciones para la gente.

Hoy he leído que se le ha rendido un cálido homenaje por su jubilación. Sabía que este momento llegaría porque me lo comentó hace unos meses, pero lamento no haber podido acompañarlo. Más de doscientas personas se reunieron para agradecerle todo lo que ha hecho: compañeros, amigos, médicos, empresarios, incluso hosteleros. Todos unidos por algo en común: el afecto hacia un hombre bueno. A esa multitud me sumo, junto con otros tantos que no supimos de la cita, pero que mantenemos con él una relación de amistad sincera.

La jubilación llega por la edad, no por falta de ganas ni de capacidad. Es un cambio inevitable, pero no borra lo que uno ha sido, ni lo que seguirá siendo. Antonio no solo ha sido un médico; ha sido consejero, amigo, confidente. Ha estado siempre disponible, incluso en plena calle, con una sonrisa y un consejo para quien lo necesitara.

Hoy quiero decirte, Antonio: gracias. Gracias por tu generosidad, por tu humanidad, por tu cercanía y por enseñarnos que la medicina va más allá de los hospitales: está en el corazón. Me alegra saber que seguirás activo, con tu cámara, tus proyectos y esa energía inagotable que te define.

Te deseo lo mejor en esta nueva etapa, que no será un final, sino otra forma de seguir ayudando. Porque personas como tú nunca se jubilan del todo.

¡Un fuerte abrazo, amigo!

domingo, 20 de julio de 2025

FRAUDE FISCAL. SOCIEDADES PANTALLAS

Fraude fiscal y empresas pantalla

Los defraudadores no solo roban dinero: nos roban el futuro

Cada euro evadido es un euro menos para hospitales, escuelas e infraestructuras. El fraude fiscal nos roba el futuro.

Hace poco leí un artículo sobre fraude fiscal y el uso de empresas pantalla. Más allá de los datos y las cifras, lo que realmente me indignó fue comprobar cómo este fenómeno refleja un sistema debilitado: sin suficientes recursos, sin el personal necesario para investigarlo a fondo y, lo más grave, sin una voluntad política firme para enfrentarlo. De esa lectura nace esta reflexión: vivimos en un sistema que se deshace por los bordes, y nadie parece querer mirar allí.

Qué es una empresa pantalla

Una empresa pantalla es una ficción legal. No tiene empleados, ni oficinas, ni actividad económica real. Existe únicamente para ocultar activos, eludir impuestos y esconder a los verdaderos propietarios. En España, según diversos informes, hay más de 122.000 sociedades con este perfil. Funcionan como muñecas rusas: una empresa dentro de otra, hasta perderse en algún paraíso fiscal.

Un ejemplo común: un chalet de lujo en la Costa del Sol puede estar registrado a nombre de una firma en las Islas Vírgenes Británicas. Y, legalmente, es como si nadie supiera quién lo posee realmente.

El coste social del fraude

Cada euro que se evade es un euro menos para hospitales, escuelas o infraestructuras. Pero el daño no es solo económico. El fraude fiscal alimenta la desigualdad. Mientras la clase trabajadora y los autónomos tributan sin escapatoria, otros esquivan el sistema gracias a estructuras profesionales creadas para ocultar patrimonio.

Transparencia insuficiente

El Registro de Titularidades Reales fue un paso adelante. Se diseñó para sacar a la luz a los verdaderos propietarios de estas sociedades. Sin embargo, su impacto ha sido limitado: miles de empresas siguen sin declarar la titularidad real, y las inspecciones fiscales no dan abasto. En algunos casos, los datos se actualizan con años de retraso.

Paraísos fiscales: legalidad a medida

Gibraltar, Panamá, Andorra… No son solo lugares exóticos. Son auténticas plataformas de invisibilidad jurídica, desde donde se mueven capitales, se adquieren propiedades y se controlan empresas españolas sin apenas rastro. En algunos despachos fiscales, este tipo de ingeniería está tan normalizada como lo está para un contable calcular un IVA trimestral.

Las leyes nacionales no bastan. Se necesita cooperación internacional, más inspectores, más medios tecnológicos y, sobre todo, voluntad política sin fisuras. Pero dentro del propio Estado también hay resistencias: notarios, registros mercantiles e incluso sectores de Hacienda no siempre reman en la misma dirección.

El patrón que se repite

El fraude fiscal no es nuevo. Cambian los métodos, pero el patrón es siempre el mismo: quienes más tienen, encuentran la forma de aportar menos. Y eso debería escandalizarnos. Porque cuando el sistema se rompe por los márgenes, se rompe para todos.

Lo peor es que muchas veces no se repara… para no molestar a quienes lo doblan desde dentro. Esta pasividad no es solo técnica: es política, institucional y, en cierto modo, cultural.


Más medios, más cooperación y cero tolerancia: sin eso, nos seguirán robando el futuro.


Etiquetas: fraude fiscal, empresas pantalla, paraísos fiscales, evasión de impuestos, Registro de Titularidades Reales, desigualdad, España, voluntad política

viernes, 18 de julio de 2025

FILIPINAS INDEPENDIENTE

 






Filipinas: Entre la Emancipación y la Traición

 

Casi 130 años después de 1898, en España aún es común escuchar el término "El Desastre" para referirse a dicho año. Se perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Pero para los filipinos, ¿fue realmente un nuevo comienzo? No del todo. Las élites locales reemplazaron a los colonizadores, pero el pueblo siguió excluido. Y Estados Unidos, lejos de ser un libertador, impuso una nueva forma de dominación.

Filipinas, nombrada en honor al príncipe Felipe (luego Felipe II), fue colonia española desde 1565. En ese contexto nació Emilio Aguinaldo, figura clave del movimiento independentista. Se unió, con 26 años, al Katipunan, la sociedad secreta de Andrés Bonifacio. Tras la muerte de este, Aguinaldo tomó el mando y firmó el Pacto de Biak-na-Bató (1897): exilio en Hong Kong, promesas incumplidas de España y una guerra que continuó en las sombras.


El estallido de la guerra hispano-estadounidense en 1898 dio a Aguinaldo otra oportunidad. Con armas y apoyo de EE. UU., regresó y proclamó la independencia el 12 de junio de ese año. Pero fue una ilusión: seis meses después, en el Tratado de París, España cedió Filipinas a Estados Unidos. La traición era evidente.

En 1899 nació la Primera República Filipina, con Aguinaldo como presidente y Malolos como sede. Fue la primera república constitucional de Asia. Pero la nueva guerra era inevitable. EE. UU. no quería socios, sino control. La guerra filipino-estadounidense fue brutal. Aguinaldo fue capturado en 1901 y obligado a rendirse. La república fue aplastada.

 

Años después, Aguinaldo no ocultaba su amargura: “Los norteamericanos nos traicionaron”, dijo en entrevistas. Prometieron libertad y dieron ocupación. La independencia de 1898 no fue reconocida hasta 1946. Medio siglo de guerra, sumisión cultural y pérdida de soberanía.


Filipinas cambió de amo, pero no de destino. Aguinaldo proclamó la libertad, pero no la consiguió. Su historia refleja la tragedia de muchos pueblos colonizados: lucharon por la emancipación y terminaron en nuevas cadenas.


NATIONAL GEOGRAPHIC

martes, 15 de julio de 2025

SUEÑO LUCIDO

 


Qué son los sueños lúcidos y cómo se experimentan?


“La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.”



Hace un tiempo escuché en un programa de radio sobre los sueños lúcidos. El tema me atrapó: tenía algo de misterio, algo de ciencia y mucho de introspección. No imaginaba entonces que poco después viviría una experiencia muy cercana a ese fenómeno.

Mi breve incursión en ese mundo fue suficiente para despertar el interés. Como toda experiencia significativa, dejó más preguntas que respuestas, pero también una certeza:

Durante una fase REM, tengo un Appel Watch y veo eso de la fase REM,  me desperté brevemente dentro de un sueño. Estaba en un espacio sombrío, parecido a una cueva inmensa, caminando entre edificios familiares. Reconocí a personas de mi pasado profesional. Me di cuenta de que estaba soñando. Cerré los ojos dentro del sueño —como quien decide no salir aún del cine— y, para mi sorpresa, pude seguir caminando. Al despertar, me dije: “Esto ha sido un sueño lúcido”. Intrigado, empecé a leer más. Lo que descubrí fue tan interesante como revelador.

Pasamos un tercio de la vida dormidos.  Está comprobado que m



ás que una curiosidad, los sueños lúcidos son una oportunidad para explorar la mente, vivir experiencias imposibles, enfrentar miedos y, en algunos casos, sanar.

Un sueño lúcido es aquel en el que somos conscientes de estar soñando. A diferencia del sueño común, donde somos espectadores pasivos, en un sueño lúcido podemos decidir, intervenir, explorar. Para algunos ocurre espontáneamente. Otros lo aprenden y lo inducen con práctica. Este tipo de sueños suelen suceder en la fase REM, cuando la actividad cerebral se asemeja a la vigilia. En ese estado, algo se activa: la conciencia se enciende dentro del sueño, y lo que ocurre a partir de allí puede ser transformador.

Estos sueños no es magia, pero requiere práctica y atención. Algunas técnicas recomendadas que he leído son:

  • Reality checks (pruebas de realidad): preguntarse durante el día “¿estoy soñando?” o intentar atravesar una pared. Convertido en hábito, puede replicarse en el sueño.

  • MILD (Inducción Mnemotécnica de Sueños Lúcidos): antes de dormir, visualizarse dentro de un sueño y repetirse la intención de reconocer que se está soñando.

  • WILD (Lucidez Iniciada desde la Vigilia): técnica avanzada para entrar directamente en el sueño sin perder la conciencia.


Según estos estudios llevar un diario de sueños también ayuda. Anotar detalles al despertar mejora la memoria onírica y permite detectar patrones. Con práctica, uno aprende a reconocer sus propios sueños.

Sa neurociencia muestra que durante los sueños lúcidos hay una mayor activación de la corteza prefrontal dorsolateral, vinculada al pensamiento crítico y la toma de decisiones. El cerebro, en cierto modo, despierta dentro del sueño. Desde la experiencia subjetiva, el cambio es total: dejamos de ser arrastrados por el inconsciente y tomamos el control.

Más allá de la curiosidad, los sueños lúcidos parece que tienen aplicaciones prácticas:

  • Terapéuticos: personas con pesadillas recurrentes (como quienes sufren TEPT) pueden reconstruir o interrumpir los sueños, reduciendo su impacto emocional.

  • Creativos: sirven para explorar ideas, ensayar escenas o buscar soluciones imaginarias. Son un laboratorio interior.

  • Espirituales: en tradiciones como el budismo tibetano, el “yoga del sueño” busca la meditación consciente durante el sueño.


El psicólogo Antonio Zadra sostiene que los sueños lúcidos ayudan a enfrentar miedos, resolver conflictos y fortalecer la autoconciencia.

Como toda herramienta potente, también implica riesgos. Personas con trastornos del sueño (insomnio o narcolepsia) pueden experimentar dificultades si intentan mantener la lucidez. Otros pueden sentir desorientación al despertar si confunden sueño y vigilia. Por eso es importante abordar el fenómeno con respeto y sin forzarlo.


El término sueño lúcido fue acuñado en 1913 por el psiquiatra Frederik Van Eeden, aunque culturas antiguas ya lo mencionaban. En los años 70 y 80, Stephen LaBerge demostró su existencia científicamente mediante técnicas de comunicación desde el sueño. Hoy la ciencia lo estudia con creciente interés, y existen comunidades dedicadas a compartir experiencias y métodos.



Dentro del sueño, hay otra forma de despertar.

miércoles, 9 de julio de 2025

FATA MORGANA



Entre espejismo, leyenda y música pop



La primera vez que escuché el término Fata Morgana no fue en un libro de física atmosférica ni investigando leyendas medievales. Lo oí en la música de un grupo que, sin saberlo en ese momento, transmitía a la perfección el significado profundo del nombre. Fatamorgana, el dúo formado por Patrycja Proniewska y Louis Harding, nació en 2017 como un proyecto musical independiente. Con una estética post punk y letras en español, su sonido parecía abrir las puertas a un universo paralelo, casi onírico.

Hoy, por fin, entiendo lo que realmente significa “Fata Morgana”. No tiene que ver con la música, pero sí con el asombro.

La Fata Morgana es un fenómeno óptico fascinante: un tipo de espejismo superior que ocurre justo sobre el horizonte. Se produce cuando hay una inversión térmica —una capa de aire caliente reposa sobre otra más fría—, creando un efecto de refracción que distorsiona las imágenes. Esa refracción puede alargar, invertir o duplicar objetos lejanos, haciendo que montañas, barcos, ciudades o icebergs parezcan flotar, elevarse o incluso desaparecer.

Estas visiones no son fijas ni nítidas; cambian con rapidez, generando composiciones fantasmales, estiradas o apiladas, casi como una alucinación natural. Se observan sobre todo en zonas costeras tranquilas, regiones polares o montañas altas. Uno de los lugares más famosos para contemplarla es el estrecho de Mesina, entre Sicilia y Calabria.

El nombre no es casual. Proviene de Morgan le Fay, la hechicera de las leyendas del Rey Arturo. En la Edad Media se creía que estas ilusiones ópticas eran castillos flotantes o islas mágicas creadas por Morgana para confundir a los navegantes. Esa asociación entre lo visualmente inexplicable y lo sobrenatural dio origen a múltiples leyendas que aún perduran.

Entre ellas, destaca la del Holandés Errante, el mítico barco condenado a vagar eternamente. Muchos creen que los marineros no vieron un barco fantasma real, sino una imagen distorsionada por una Fata Morgana. También hay relatos sobre sirenas, ciudades flotantes y tierras encantadas, proyectadas por Morgana para seducir y perder a los hombres del mar.

Más allá de su belleza óptica, la Fata Morgana ha dejado huella en la literatura, la música y el folclore, simbolizando siempre lo inalcanzable, lo ilusorio, lo engañoso. Como metáfora cultural, nos recuerda que no todo lo que vemos es real, que la percepción humana puede ser alterada por condiciones externas, y que la magia a veces no está en el objeto observado, sino en la forma en que lo vemos.

En definitiva, la Fata Morgana une ciencia y mito en un solo fenómeno. Es una ilusión, pero de esas que nos hacen mirar el horizonte con nuevos ojos.